Enamorarse del mejor amigo.


Recientemente leí en un blog del que soy fanático, (http://thetaboomustdie.blogspot.com/2008/01/we-love-cliss.html) un artículo sobre los clichés (o clisé como sabiamente Sebastián per Dolce, el autor se anima ampliar el vocabulario de los incultos y mal hablados), y mi sorpresa es mayor cuando uno de esos fulanos clichés (lo siento Sebas pero no puedo escribir clisé), es enamorarse del mejor amigo, no obstante recalcaba que esta es una experiencia necesaria en la vida.

Yo obviamente la viví, pero este articulo hizo replantearme completamente la forma en la que pienso abordar ese tema, ya que al ser algo que todo el mundo a vivido, debo ser mas especifico, so pena de no caer en los clichés narrativos de esa historia, y convertir ese post en una anécdota súper repetida y común para todo el mundo Pero como hoy tengo ganas de hablar del asunto, narrare la historia desde la perspectiva contraria, por lo que a partir de aquí empieza un nuevo titulo.

Mi mejor amiga se enamoro de mí.

Recién empezando la universidad (tengo un lagrimita en el ojo), y en los primeros contactos sociales conocí a Llovizna. Cuando comencé a tratarla tenía una depresión horrible, pues estaba un poco arrepentido de haberme mudado al pueblo, y además me estaba auto presionando para conseguirme una “novia”.

Llovizna es una muchacha excelente que dejo bien claro desde el día uno que no era la típica chama de pueblo cabeza hueca… De hecho lo único que la diferenciaba de mis amigas de la ciudad era que vivía en el pueblo, mas nada, era altiva, moderna, muy open mind, si me permiten el termino anglosajón.

Yo que en esa época estaba vuelto un ocho emocional y sexual, creo que realmente llegue a enamorarme de ella. Jamás le manifesté eso, por que en realidad sabía que lo que me estaba pasando era algo pasajero, nunca había tenido noviazgos con mujeres que duraran poco mas de un mes, por lo que estaba absolutamente convencido que aquí no tenía nada que hacer.

Transcurrieron las semanas, los semestres y con Llovizna supe lo que era salir a rumbear (acoto aquí que empecé la Uni a los 16), lo que era tener un equivalente en forma de mujer. Me confeso sin desparpajo alguno que todavía era virgen por que estaba esperando al tipo ideal para que se la quitara, y no le iba a entregar ese tesoro al primero que cruzara en el camino… Pero al final, y entre tanta conversación y confesiones, entre tanta rumba y baila’o (ella fue la que pudo coordinar mis 2 pies izquierdos pues es bailarina empírica), mi amiga empezó a mandarme señales de alerta. Nuestras charlas súbitamente subieron de tono, y yo como el atolondrado que soy, no me di cuenta, pensé que ahora “nos estábamos jugando así”. Muchos en la universidad pensaban que éramos novios, o cuando menos “nos estábamos acostando” (por decirlo de manera elegante). Finalmente otra amiga me abrió los ojos y entendí lo que estaba pasando.

Yo viví mucha confusión en esos días. Había una parte de mi que decía: “Dale Sandum, quizás con ella puedas dejar de ser Gay”, pero la otra salía al paso “Ni loco le hago eso a mi amiga… ¿Que se supone que haré cuando me guste un hombre? ¿Cómo se sentirá si en ves de dejarla por una mujer la dejo por un hombre? ¿Y nuestra amistad?”. Yo quería demasiado a Llovizna como para usarla, cual ratón de laboratorio, solo para comprobar “si en verdad podía llevar un noviazgo con una mujer” ¿Y si fallaba el experimento? Descarte por tanto toda posibilidad de noviazgo, pero obvie algo, una espinita que tenia en el fondo atascada, y que llegue a sentir sin verla: Sabía que Llovizna era virgen, sabía ya que yo le gustaba, por lo tanto sabía que ella podía ser solo mía cuando yo quisiera, no había estado con otros hombres, por lo que mi inexperiencia no sería problema. Aunque el lector no lo crea, jamás llegue a afirmarme esto a mi mismo, pero inexplicablemente y ahora que traigo esos recuerdos era algo que simplemente SENTIA. ¿Qué como lo sé? Sigamos:

Hubo un día en que me dije: “Creo que voy a empezar algo con Llovizna”. Había contemplado esa posibilidad varios días en esa semana, y ese viernes me decidí. Atrás había dejado todos los temores, pues me afirmaba con convicción que jamás podría tener algo con un hombre en el pueblo y esquivar el que dirán al mismo tiempo, por lo que si “el experimento fallaba”, yo tarde o temprano me mudaría de aquí, y me realizaría como Gay a plenitud sin que ella tuviese que enterarse. A media mañana recibí un mensaje de ella: “Sandum tengo algo que contarte”… “Yo también” le respondí… Pensé que como era viernes acudiríamos a una fiesta nueva o a un sitio nuevo (siempre salíamos a rumbear los viernes), y de eso se trataba lo que quería contarme. No se que mas paso ese día, solo tengo un recuerdo horrible… Una escena nefasta, que hemos visto hasta el cansancio en comedias románticas y películas similares, pero que nunca creemos que nos pasara a nosotros. Cuando me disponía a pedirle a Llovizna que fuera mi novia, ella me dijo:

—Tengo algo que decirte… Ayer me acosté con un chamo que me gusta.
— ¡En serio! —Exclame disimulando, pero sentí que todo a mi alrededor se paralizo. Me veía inmerso en la típica escena en la que el fondo que esta tras el actor se nubla y se vuelve borroso… Advertí que caía en un vacío, sin retorno…

Luego de intercambiar las primeras impresiones sobre su confesión, ella me pregunta:

— ¿Y que ibas a decirme tú?
— ¿Yo? Nada, era una tontería, creo que ya se me olvido…

A estas alturas el lector debe estarse cuestionado, sobre quien se enamoro de quien, pensando que el cambio del titulo en el post no era necesario… Pero los invito a buscar la segunda parte de esta historia, en donde por inverosímil que parezca, un refrán popular me salvo del error que pensaba cometer…

8 comments

Lascivus | 11 de febrero de 2008, 10:00

Que entrada tan buena Sandum, 'mujer' lleva razón cuando dice que tu narrativa hace sentir las historias como propias. ¡Me encanta leerte!
Un abrazo,

Miss Neumann | 11 de febrero de 2008, 11:42

por eso no hay que tener amigos! jajajajaj, esas historias NUNCA terminan bien!

Pedro | 11 de febrero de 2008, 16:53

Me gustó tu historia Sandum!, creo que a todos nos ha pasado algo similiar, creemos que la otra persona gusta de nosotros, pero cuando la vamos a CAGAR.. hay algo que nos salva en ese momento jaja al menos a mi me ha pasado!. Saludos =)

Sandum | 12 de febrero de 2008, 0:02

Lascivus me siento francamente halagado por tus palabras... Miss Neumann estamos totalmente de acuerdo, y P3ter me alegra que te haya gustado la historia. Los invito a esperar el desenlace, asi entenderan el cambio de titulo... ¡Besos!

Anónimo | 12 de febrero de 2008, 16:22

Enamorarse siempre lleva implicito tanto q corremos el riesgo de encontrarnos como de perdernos en el otro...pero siempre hay algo q te salva de manera misteriosa...Tal como han dicho otros lectores, sí a muchos nos pasa, estuve enamorada de un colega hasta q un coño e madre amigo mio (muy amado por cierto) me devolvió al rumbo...no salí tan indemne como tu, pero salí...
te mando besitos.

Monchis | 11 de marzo de 2008, 8:01

Hola Sandum,

Por acá conociendo....

llegué a tu blog, brincando de uno en otro y me parece interesante, lo visitare con frecuencia,

Saludos,

Daniel Lara F. | 15 de marzo de 2008, 22:56

Wao, si...esto de verdad fue un golpe...
Saludos

Caribay D.M. | 12 de octubre de 2008, 23:14

So freaking sad, man! Guau pero eso que te paso sí que fue peliculesco (qué palabrita)