| 7 comments

Una noche de fiesta más (un clásico por el aniversario número 4)




Es raro que cuando uno menos planifica las cosas, es cuando mejor salen. Hace ya varias noches llegaron unos amigos de otra ciudad (es mejor no dar muchos detalles). Fue algo un poco improvisado, me avisaron que vendrían prácticamente cuando ya estaban aquí, y luego aunque yo tenía muchas cosas que hacer, decidí atenderlos.

Tengo una relación curiosa con una camisa de blue jeans (la misma que tengo en mi avatar de twitter. Siempre digo que no la usaré mas, que me han tomado 930920 fotos con ella, pero de repente  estoy en el carro, despierto de un trance y la cargo puesta. Pero esa camisa es la de la buena suerte y la de las aventuras.

Ya puestos a punto sobre la ropa, hablaré un poco de los personajes. Digamos que son conocidos/casi amigos. Oficialmente he jugado al estira y encoge con uno, pero el otro es el que me parece guapísimo. Una cosa rarísima.

—Cuéntame como son las cosas por acá —me dice el guapísimo, quien era el copiloto esa noche. Se veía muy bien.

Pasé a darle una pequeña introducción sobre Valencia, a desmitificarles la ciudad, al tiempo que dábamos un pequeño paseo por El Viñedo –que no la calle de los cafés, eso ya no existe señores-. Al parecer les gusto.

—¿Pero que quieren hacer? —Les pregunto— ¿Quieren ir a cenar a algún lado? ¿Quieren ir a algún sitio de ambiente?

Luego de mucho pensarlo, acordamos ir a V.I.P., dado que algunos amigos de ellos dijeron que eran el único lugar que servía. Perfecto. “Al menos verán gente decente”, fue lo que pensé.

Y luego me quería morir cuando al entrar al lugar no había nadie. Fuimos los primeros en llegar.

—No es tu culpa —decía el amigo.
—Ya llegará la gente —decía guapísimo.

Pero yo quería que me tragara la tierra. Comencé a beber destornilladores anticipados para el fin del mundo. A pesar de todo luego comenzamos a hablar bien, la gente comenzó a llegar, y para cuando decidimos bailar, el lugar ya estaba lo suficientemente lleno.

Después, en un momento entre los vasos selva de plástico, la luces demasiado azul, la decoración demasiado plata, comenzamos a beber un poco más de la cuenta… Y cuando mi amigo fue al baño, comencé a bailar en forma extraña con guapísimo. Nos rozábamos y mientras explorábamos que estaba permitido sin que el otro se sobresaltara, pude sentir el olor en su cuello, pude tocar la parte de atrás de su nuca, poner mi mano en su espalda. El hacía lo propio, pero no podía concentrarme en lo que le estaba dejando hacer si no en lo que estaba haciendo yo. La música sonaba un poco lejana.

Reaccioné un poco cuando ya tenía su mano en uno de mis glúteos. Estúpida camisa y su trance.

—¿Cuál es tu rol?
—De acuerdo a como me sienta —me dice—, por ejemplo con algunos puedo ser pasivo, porque me provoca, y a veces con personas como tú… Pues todo lo contrario.

No sabía si sentirme alagado o muy ofendido, pero luego volví a percibir el olor de su cuello, y decidí que era un halago.

—Entiendo.

En eso llego mi otro amigo del baño y disimulamos un poco, aunque ciertamente luego se enteraría.

Las luces azules, plata, mas tragos. Las 3 a.m. El lugar a punto de cerrar.

Guapísimo había logrado besarse con otro sujeto de esos que mueven el trasero como una stripper. Yo no sabía donde meterme para liberarme de unos señores que no se cansaban de decirme que me veía bien.

Las puertas de mi carro emitieron un golpe seco al cerrarse. Estacionado en diagonal veía a mi izquierda la patrulla de policía.

—Creo que llego el momento que todos debemos besar a Sandum —dice mi amigo.

Aunque siempre había estado jugando con el sobre el asunto, se sentía raro que propusiera semejante cosa, pero no había tiempo de pensar mucho.

—Si —dijo guapísimo­— ¿Quién va primero? ¡Yo!

Debo reconocer que había fantaseado con ese momento un poco, y mientras estaba ahí, agradecí a mi hígado por ser resistente y haberme mantenido lo suficientemente sobrio como para recordarlo.

Por unanimidad se decidió que todos iríamos a mi casa. Pero luego casi llegando el carro me falló mientras trataba de llegar a un Farmatodo, y con mucha suerte pudimos llegar a mi hogar. Estaba nervioso. En el carro manos iban y manos venían, pasaban muchas cosas raras y me di besos muy intensos con guapísimo mientras mi amigo orinaba cerca de mi jardín. De pronto me pregunté si sería capaz.

Y no lo fui… A todos “Les revento la pea”, creo que no hay otra forma de decirlo, y para cuando el taxi que los llevaría de nuevo a su casa se fue, pensé que a pesar de todo, había sido una noche genial y diferente.

Al día siguiente mi amigo me envió este mensaje:

“La pasé horrible. Estuve sudando la pea todo el día en la playa”.

Vi la camisa de jean tirado sobre mi puff, y sonreí un poco mientras pensaba que no la volvería a usar.

Hasta la próxima.
| 1 comment

Relaciones de la nada


No lo recuerdo exactamente, pero puedo decir que si hace cinco años alguien me preguntaba que se necesitaba para comenzar una relación, seguramente habría contestado que lo fundamental era que esa persona te gustara instantáneamente, que hubiera esa mentada química, palabra que odio usar en este caso, pero que es la más fácil de entender.

Sin embargo ahora que uno es mas viejo y que esa persona mágica que apareció de la nada vino y se fue con más pena que gloria –las historias están desparramadas por ahí en este mismo blog- me pregunto ¿No es mejor darle una oportunidad a alguien que antes considerarías como descartado a la primera? ¿Qué pasa si encontramos a alguien que es bueno en papeles?

Cuando uno escucha un CD de alguna banda indie –por usar algún termino-, de esas que son intensas y usan “sonido nuevo”, generalmente hay que oír las canciones varias veces, y sólo después de eso tal vez te empiecen a gustar algunas (con el generalmente me refiero a mí)

—Si yo escucho la canción y no me gusta desde la primera vez, ya descarto el CD —me dice un amigo.

Comienzo enseguida a pensar en lo exigente que puede ser cuando se trata de relaciones y amistades, y creo que la metáfora del CD es muy apropiada para este caso. Imagino el caso: Si el álbum tiene un buen review, la portada es bonita, el librito que trae dentro esta bien ilustrado, pero a la primera escucha no gusta ¿Deberíamos darle una nueva oportunidad? ¿Y si lo escucho con unos tragos encima?

Y si suponemos que ya hemos escuchado varias veces el CD, y nos gusta, o nos puede llegar a gustar la persona… ¿Qué viene luego? A veces creo que estoy tan emocionalmente dañado para ciertas cosas que no sé como actuar y a veces me encuentro pensando ¿Sera que debo abrazarlo? ¿Y si él piensa como yo y resulta que no le gustó mi CD? Yo he pasado por tantas cosas y ser soltero en Valencia a veces es tan complicado, que ni yo mismo entiendo, por eso tengo varias decenas de post al respecto. Pero es que se me hace difícil cuando ya metí a alguien en la zona de amigos y luego va a ser que no.

He sido rechazado y me han rechazado, he jugado al gato y al ratón pero siempre interpreto al animal equivocado en el momento preciso y por eso ahora no puedo ver las cosas con claridad. Una vez me dijeron que yo pienso demasiado las cosas… Tal vez eso es lo que esta pasando aquí, y yo mejor me voy a dormir.