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¿Confiar en desconocidos y pensar que en un viaje vacacional puedes encontrar el amor? Mira no


Les tengo una historia sobre periodos vacacionales. Estén listos.

Jude tenía tiempo en contacto con Antonio hasta que un día decidieron conocerse. Fue algo de último minuto. Se encontraron en el Centro San Ignacio y tuvieron una breve pero refrescante conversación. Para uno de ellos fue el comienzo de algo, para otro no tanto.

A medida que pasaba el tiempo, las cosas se ponían mas interesantes entre ellos, a pesar de la distancia que los separaba. Tanto así que Jude aceptó ir a en un viaje a la playa con Antonio y sus amigos por la Semana Santa.

Unos días antes de la fecha acordada, Antonio llama a Jude y le dice que ninguno de sus amigos irá. Por el teléfono sonaba abatido y enseguida Jude sintió que algo cambio, sin embargo y aunque podía permitirse cancelar el viaje, pues perder el dinero no era importante en ese momento, Jude decidió seguir con el mismo.

Luego de un traumático trayecto en autobús hasta Maracay finalmente agarraron un carrito que los dejó en una de las playas mas hermosas que existen en nuestro país. Todo parecía ir bien, excepto por el hecho de que Antonio casi no habló en todo el camino y Jude tenía la sensación de que había cometido un gran error.

—Vayamos a la playa de una vez —sugirió Antonio una vez que se hubieron instalado—. Mi prima esta allá.

No era una tarde muy especial para ir a la playa pues no estaba haciendo mucho sol y de hecho parecía que iba a llover. Era casi la primera vez que Antonio hablaba sin necesidad que Jude hiciera una pregunta antes por lo que este consideró que era mejor no contradecirle. Para cuando llegaron a la playa, luego de comprar un botella del peor vodka en la licorería mas decadente que  Jude había visto en su vida, él había caído en un hoyo emocional tan grande por la actitud de Antonio que solo tenía imaginaciones donde poseía súper poderes y se trasladaba a Valencia. Pero los poderes no llegaron, lo único que había cerca de la carpa de la prima era incomodidad.

—¿Dónde esta tu prima? —preguntó Jude.
—Esta justo en esa carpa —respondió Antonio.

Ambos miraron al mismo tiempo hacia la carpa. De repente había un movimiento brusco dentro de ella, y se veía piernas rozando la tela de la misma.

—Por Dios —exclamó Antonio.

Y luego comenzaron a beber Vodka del malo y Jude comenzó a sentirse mal del estómago.

Y luego comenzó a llover y Jude aguanto todo lo que pudo con un paño, pero al final se mojó tanto que comenzó a temblar.

Y luego llegó un primo heterosexual de Antonio que logró que Jude se sintiera mas gris porque con él si hablaban.

Luego de un rato de estar a la intemperie Jude y Antonio volvieron a la posada, donde se cambiaron y decidieron ir por algo de cenar. Jude pensó que irían a algún lugar decente pero en vez de eso comieron perros calientes, lo cual empeoró más la situación estomacal de Jude.

Esa noche estuvieron en la plaza cerca de playa y entre bebidas conversaron un poco más.

Mientras hablaban de cualquier cosa, Jude se preguntaba cuantas veces iba a tropezar con la misma piedra. Se había hecho ilusiones con un sujeto al que obviamente no le importaba y no solo eso, ni siquiera hacía el esfuerzo por mostrarse amistoso o ocultar su despecho. Se desesperaba con solo pensar que aún quedaban 3 días mas.

Y al día siguiente también llovió

Y seguían comiendo mal, por lo que Jude continúo empeorando su salud

Y después llego el día en que todo el mundo esta en la plaza frente a la playa. El día previo a realmente tocar fondo.

Esa noche conocieron a unos locales. Era la primera velada en la que realmente la pasaron bien. Todos echaron chistes y Antonio explicó muy animadamente que estaba con Jude. Parecía haber una esperanza, si bien no amorosa, al menos de salvar el viaje de convertirse en “la peor semana santa de mi vida”. Al despedirse, Antonio le dijo a los nuevos amigos la playa donde estarían la mañana siguiente.

Al otro día del grupo original solo uno de los muchachos apareció. Era gordito y tenia cara de tonto al parecer. Luego de pasar otra jornada lluviosa de playa todos decidieron ir a descansar y encontrarse mas tarde en el malecón.

Pero Jude sentía náuseas. Antonio se negó a cenar algo decente y el malestar fue empeorando. Mientras los tres estaban en la playa Jude interrumpe el hilo de la conversación.

—Me voy a regresar a la posada, no me siento bien.

Los dos hombres lo miraron con compasión y luego de hacer las preguntas de rigor nadie se ofreció a acompañarlo.

Fueron las peores 10 cuadras que Jude caminó en su vida. Estaba completamente solo, en un pueblo desconocido, deambulando y recostándose de todos lados mientras deseaba estar en su casa o tener un cuchillo para regresar a matar a Antonio y luego clavárselo en el estómago. Cuando finalmente pudo llegar a la posada, luego de caerse dos veces por el camino de tierra que separaba a la misma de la avenida y donde no había nada de que recostarse, el señor de la posada auxilio a Jude. El hombre le explicó que tenía la tensión baja, le recostó en un mueble y le dio agua. Jude recobró la compostura pero cuando llego a la habitación sacó toda la enfermedad de su cuerpo. Vomitó como nunca y aunque tuvo un breve momento donde se sintió bien cuando hubo terminado, aún estaba débil y decidió acostarse.

Horas después un ruido lo despertó. Antonio había llegado con el desconocido y estaba teniendo sexo en la cama auxiliar. El quiso levantarse, prender la luz y destruir la habitación, pero descubrió que no tenia la fuerza suficiente para moverse, así que no tuvo mas remedio que cerrar ojos y aguantar.

Mientras Jude le contaba eso a su mejor amigo, varios días después cuando finalmente salió del ostracismo y sintió el valor de decirle a alguien, tuvo una resolución: Jamás permitiría que alguien lo tratara así de nuevo. Cada vez que recordaba el episodio, las náuseas que sentía cuando caminó aquellas diez calles con la tensión baja y a punto de desmayarse, volvían.

A la mañana siguiente Antonio actúo como era de esperarse. Recogió todo y pensaba marcharse sin despedirse, pero Jude esperó el momento mas adecuado y se le plantó en frente antes que cerrara la puerta de la habitación. No había nada que decir de parte de ambos. Una sola mirada bastó. La puerta se cerró y Jude jamás volvió a ver a Antonio. El sujeto aún seguía ahí. Jude le despertó y le pidió que se largara. El quería decir algo, pero Jude le miró de una forma que no admitía palabra alguna.

Para Jude esas fueron las vacaciones de las últimas veces. Sería la última vez que iba de vacaciones con un perfecto desconocido que ni siquiera valía la pena. Sería la última vez que dejaba que un idiota tomara el control de la situación. Sería la ultima vez que le daba importancia a algo o alguien que realmente no la tenia.

-o-

Lamento no escribir una historia vacacional tipo película de Disney, pero es lo que hay. Además esto no es ficción. Alguien de hecho se mareo contándola.

Mi conclusión es la misma que la de Jude. No hay necesidad de gastar energías en quien no lo merece.

¡Me voy de vacaciones 2 semanas! La compu va conmigo, pero no se si podré escribir.

¡Nos vemos pronto!



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Conocer y desconocerse



Sifrinerías

Jude esta tranquilo en la sala de su casa y entonces Sr. Arrogante le escribe:

“—Estoy sin carro me siento pobre”
“—Yo tampoco tengo —le responde Jude—, veo que se te pasó el mal humor de la mañana”
“—Si bueno, es que me tome un cóctel”

Luego de un rato de textos, Sr. Arrogante le cuenta que alguien le dijo que era un asqueroso sifrino valenciano. Que lo insultaron feo.

Jude no sabía que hacer. Si le decía que en cierta forma estaba de acuerdo con esa persona, quien quiera que fuera, probablemente Sr. Arrogante se molestaría de nuevo. De manera que decidió manipularlo para ver a donde llegaba.

“—¿Quién era esa persona y por qué te dejaste decir eso? —replica Jude”.
“—Es un amigo de mi amigo que te presenté anoche”
“—A mi no me parece que seas así —miente— y en todo caso uno no debe disculparse por lo que es. Entiendo que alguien pueda sentirse aludido por algo que digas, pero en todo caso es problema de ellos”

Mientras aguardaba la respuesta, Jude se preguntaba si no había ido demasiado lejos. No fue así:

“—Conclusión, yo soy chévere y allá él. A mi me dio risa y todo”.

Todo siguió bien.

¿El inicio del fin?

Estoy tomando una copa de vino en un afterparty luego de ver una obra de teatro. Me toma 15 minutos hacerme con varias cosas de chocolate y decido aislarme todo. El lugar era interesante: Estaba tenuemente iluminado y el centro habían como unas catacumbas o algo así. Era como el sitio soñado para hacer una fiesta hipster o temática de Spartacus®, la serie de Starz®. Luego boto dos cosas de chocolate, me puede dar acidez y me pongo de mal humor.

Yo me sentía fuera de lugar. Mientras veía a mi amigo pulular alrededor de todos esos artistas, escultores, activistas sociales y vaya usted a saber que más, me preguntaba si esa noche sería el inicio del fin de nuestra amistad. Una parte de mi se alegraba de su nuevo éxito, pero otra, muy egoísta deseaba que se convirtiera en el de antes.

Después trato de mezclarme y alguien me invita a su apartamento. “Genial”, pienso, pero lo que necesitaba en ese momento era a mi amigo. Las relaciones humanas son iguales a cuando se te pierde algo: Nunca encuentras nada en la gaveta cuando lo  estás buscando y luego aparece mágicamente cuando esta buscando otra cosa.

Tiempo predeterminado

Una vez alguien que ahora me odia (lo cual es bastante ilustrativo de este punto por cierto) escribió que las personas cumplen una función determinada en nuestras vidas y luego desaparecen. Cuando leí eso me negaba creerlo, pero ahora, tantos años después sé que es cierto. Él desapareció de mi vida porque sus problemas psicológicos le impiden relacionarse con una persona a un nivel alto de confianza, cuando la misma comienza a existir él se siente atacado y actúa en consecuencia.

Ahora mismo repaso una lista en mi mente y me doy cuenta de la cantidad de personas con las cuales no tengo contacto alguno actualmente ¿Qué nos paso? Trato de recordar que sucedió con ellas. Algunas se casaron y yo cada vez tengo menos que ver con ese sacramento. No tengo claro qué es la pañalitis y si es algo grave o no. Yo también me he alejado de otros. Por ejemplo hay personas que para mi se quedaron en otra etapa que yo superé. Ya no me gusta lo conversan. Es duro cuando te das cuenta que quieres a alguien pero que en realidad estas saliendo con él por compromiso, sólo porque existió algo tan grande en el pasado que te niegas a pensar que ya murió.

El otro día estaba con Blandi y me dijo que Sr. Maneras y yo éramos sus mejores amigos. Me sentí alegre pero a la vez consternado ¿Qué había pasado con su otro mejor amigo? ¿Tenía yo algo que ver o por el contrario llegaron a ese momento en reversa en una amistad donde luego de un tiempo vuelven a ser unos completos desconocidos? ¿Cómo me sentiré cuando ya no tenga ese titulo de mejor amigo, si es que alguna vez sucede?

Cada vez es más difícil, porque aunque ahora la experiencia te hace ver cuando se acerca el momento, como me pasó con mi amigo en el afterparty, uno es menos propenso a aceptarlo, a medida que llegas cierta edad menos quiere andar uno en esas de “conocer gente nueva”. Se quiere la estabilidad y que las cosas sean permanentes. Comienza una lucha que no sabes como va terminar.

¿Todo en tu vida es así?

Las cosas iban bien entre Jude y Sr. Arrogante. Al menos él le escribía todos los días y Jude pensaba que podrían llegar aunque sea a una amistad. Pero cuando se está en los comienzos cualquier detalle puede hacer un peso significativo. Por ahora se burlaban de las mismas cosas y comenzaron a ver las mismas series.

Pero luego Jude le escribió un día de semana y Sr. Arrogante no le respondió. Gracias a las nuevas tecnologías se percató que de hecho no estaba usando su celular y que luego su última conexión fue de madrugada. Jude se preguntaba si sería bueno llamarlo o sería demasiado. Parecía una tontería, pero no todo el mundo esta tan bien entrenado en el juego.

El viernes, o mejor dicho el momento conocido como “dos días sin saber nada de él” Sr. Arrogante llama a Jude. Le explica que bebió y todo lo que eso conlleva. En medio de la conversación, él le dice:

—¿Y qué mas has hecho en tu vida? No todo es trabajo.

Jude se pregunto si había comenzado el momento en reversa. Ya era suficiente con sopesar el hecho de que tal vez Sr. Arrogante tenía un problema de bebida, ahora también parecía que no tenían tanto en común como él pensó en un principio.

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Tal vez deba escribir un texto en reversa como el legendario episodio de Seinfeld.


¡Hasta el otro sábado!
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Competencias, juegos, paciencia, celos y envidia


Nos dicen que la pérdida de la paciencia a medida que pasan los años es una realidad. Estoy escribiendo esto mientras en mi casa sucede una reunión familiar. Me encuentro encerrado, engripado (espero que para cuando lean esto ya este curado) y solo. Pero prefiero eso a salir y ser interrogado ¿Qué pasa con nosotros a medida que envejecemos?

No obstante Aristóteles decía que la paciencia es el equilibrio entre las emociones extremas y para lograr ese equilibrio se requiere de un entrenamiento constante ¿no deberíamos pensar entonces que la paciencia es algo que ganamos con los años en vez de perderla? ¿cómo funciona la paciencia en cada una de las situaciones que vivimos?


En los comienzos

Jude lleva unas semanas alternando encuentros con Sr. Arrogante según sé. Una vez se fue la luz en Valencia, pero Jude si tenía servicio en su casa. Cuando Sr. Arrogante le contó que estaba por lanzarse del balcón de su apartamento el primero le dijo que un mueble o su cama estaban disponibles. En seguida Sr. Arrogante lo llamó, pero al instante que este recibió la llamada se arrepintió de lo que había dicho y le cortó la nota diciendo:

—Lo digo por amistad pues.

Ese día se rompió algo. Ahora Jude no sabe como volver a proponer algo así sin sonar fuera de lugar. Sr. Arrogante perdió la paciencia y ya tampoco propicia esas situaciones.


En las relaciones

Estoy en el cumpleaños de un amigo y esta contando que cuando él y su novio se conocieron pasaron mas de seis meses antes que tuviesen algún contacto sexual. Atónito le pregunto:

—¿Y que hicieron en todo ese tiempo?

Todos rieron, pero me di cuenta que si se puede tener la relación anhelada porque luego hubo algo que me conmovió:

—Yo aguanté ahí porque sabía que era él.

Y entonces colegí que si se puede tener la relación perfecta… Si uno se da un vacaciones veraniegas de seis meses para conseguirla.


En las fiestas

Estoy en una fiesta con Mr. Arrogante, donde solo conozco a una persona y él no conoce a nadie. Me estoy tomando sus Breeze Ice® mientras pienso que esa franela que carga se le ve muy bien. El hermano de mi único conocido empieza a perseguirme y cómo no tenía nada que hacer comienzo a seguirle la corriente. En un momento en que ya tengo 4 Breeze Ice® encima y dos cocteles de Zacapa® me recuesto de él. Esto pareció hacer perder la paciencia de todos. En seguida pasan 2 cosas: Primero alguien se acerca y comienza a masajearle los hombros:

—¿Qué haces? —pregunta él.
—Ven para darte un masaje —responde el otro, mientras yo sigo tomando del vaso y los veo por el rabillo del ojo (están junto a mi).
—Quedate quieto —le dice el hermano
—Estas tenso —replica el otro.

Reí horrible, pero logré hacerlo pasar como risa por el video que se estaba proyectando en ese momento.

Lo segundo que pasó es que yo también perdí la paciencia. Ya no tengo la energía para pelear por la atención de alguien al menos seis años menor que yo. Fué así como el masajeador y yo perdimos el aguante.


En las competencias

Cuando Jude salía con Santi a veces lo odiaba. Lo odiaba por toda la atención que recibía este último. Lo odiaba porque cuando iban a algún lado el siempre lograba captar la atención de todos. Lo odiaba cuando la gente le preguntaba por él ¿Qué acaso no era suficiente con su presencia? Pero a la vez se sentía bien porque alguien que recibía tanta atención se había fijado en él. Era una sensación rara, era una especie de desamor propio, mezclado con celos y aderezado con algo de envidia que aumentaba cada vez mas la relación de dependencia entre ambos.

Pero ese tipo de competencias no se acaban cuando alguien gana. Cuando se están corriendo miles de metros planos o se esta subiendo una pendiente, en determinado momento una de las partes se cansa. Se pierde la paciencia y cuando el otro lo nota corre más rápido y se aleja. El adulador se cansa de adular. El adulado se cansa de no recibir la misma atención, todo se cae en pedazos.


En las fiestas 2

Hace 10 años en mis sueños yo era divertido. Me imaginaba en las fiestas hablando de tal y cual tema con la gente. Me imaginaba entrando a un lugar y enseguida llamaba la atención de cualquier desconocido. Pero en vez de eso llegaba a los lugares y me quedaba en el rincón mas gris. Bebía dos vasos de ponche (en el liceo), de cerveza (en el diversificado) o de cualquier cóctel barato (al principio de la universidad) y eso era todo, me marchaba sin despedirme de nadie.

Un día y sin saber cómo, perdí la paciencia, decidí que no debía ser mas así. A partir de ese momento resolví que no me importaría mas estar expuesto.

Por eso y mientras estoy en la fiesta viendo como Mr. Arrogante se roba la atención de algunos con su incesante charla empresarial pantallera decido hacerme con la situación.

Y entonces le hablo de perros al que tengo a mi lado y el adora el artículo que le recomiendo sobre la inteligencia de los animales. Cuando se va se despide de todos dándole la mano, pero a mi me da un abrazo.

Y luego comienzo a decirles chistes a todos sobre lo que están hablando

Cuando prenden el karaoke y ya estoy en mi momento “5 Zacapas®” comienzo a cantar “We Can’t Stop”.

“No te vayas”, me dicen a las 3am cuando Mr. Arrogante me hace señas de que es momento de finalizar la noche.

Después de años de entrenamiento, perder la paciencia me sirvió de algo.


Lo que falta

Vivimos en un mundo donde hay tantas maneras impersonales y a la vez expeditas de conocer a alguien, que esa fantasía de dominar la energía y aguardar seis meses por una persona ya parece algo imposible de lograr. Hace poco estaba molesto pensando en alguien que no me había escrito al punto de que comencé a sentir rabia y luego cuando revise el celular me di cuenta que estaba descargado (y el sujeto en cuestión si había escrito).

Con los años se ganan unas cosas y se pierden otras. Estúpido Aristóteles.


¡Hasta el otro sábado!