El aspecto hetero y cómo nos odiamos a nosotros mismos





En la búsqueda del bien llamado respeto y la no tan necesitada “aceptación”, hay personas haciendo grandes cosas, como mi amigo Daniel (Ver: No soy tu chiste). Sin embargo, aunque comulgo totalmente con su propuesta, no es mi estilo hacerlo de esa forma. Digamos que yo soy un poco mas… Lowbrow.

Hay muchas frases clichés acerca del respeto. Una de las mas usadas es “Nadie te respetará si no te respetas a ti mismo”.  Un día comprendí eso cuando salí con un sujeto que ni siquiera espero que terminara la semana para decidir que quería acostarse con alguien mas (en mi cara). Antes de eso sólo podía conversar incesantemente sobre su ex y como todo lo que se prometieron en un aeropuerto había terminado en mentiras pues ahora el estaba en algún país islándico pasándola muy bien. Una loca (son sus palabras, no las mías) le había pasado toda la información (Vean: Probablemente esa loca también quería con él, pero como no funcionó decidió hacer la maldad). De manera que me hallaba yo en algún lugar que prefiero no nombrar escuchando frases como las “maricas malas”, cuando me di cuenta que no me había comprado una franela nueva, ni había decidido ser mi mas fabuloso yo, para tener ese tipo de conversaciones.

—Verás… Detesto el uso de la palabra loca —le dije—, todos somos maricos.

Se me quedo viendo de una forma indeterminable. No pude adivinar como se tomó eso.

—Ya veo —respondió.
—No lo digo por mal —seguí—, yo sé que tu no lo haces con mala intención, pero odio eso.

Lo cierto era que jamás le había dicho eso a alguien, pero apenas terminé esas dos frases descubrí que eran ciertas.

Una cosa es “fuertear” un ratico y hablar como gente “chió” (palabra hermosa que descubrí recientemente con un nuevo amigo, tema de otro post) y otra muy distinta es estarse comportando como si tu fueses sustancialmente diferente del resto. Te tengo noticias: Tu no eres mas especial que el resto, ni demasiado diferente. Como mi amigo, ese que tenia su novio en algún pedazo de hielo por ahí, y mientras dedicó una semana de su vida a decirle loca a todo el mundo resultó que el no era sustancialmente diferente cuando de la nada conoció a alguien en una plaza y a las dos horas estaba acostándose con él ¿Cuál era la diferencia entre él y el ex? ¿Cuál era la diferencia entre él y la loca que le pasó la información ahora?

No me lo tomen a mal. No estoy sangrando por ninguna herida (eso pasó hace casi 3 años), simplemente lo cuento para seguir ilustrando el punto: ¿Acaso él no se estaba destruyendo un poco a el mismo hablando de esa manera? ¿Por qué hay gays que se creen tan especiales y dignos cuando hablan de otros?

En toda esa escala de gays que hablan mal sobre personas que son iguales a ellos, hay unos que salen especialmente perjudicados: Los mas afeminados. Estos habladores, que son los primeros que compraron la entrada para el concierto de Britney o Beyoncé, que tienen una cuenta Premium en Mercado Libre® por haber comprado miles de jockstraps y ropa interior aussieBum®, que dedican una cantidad impresionante de tiempo en quemar a alguien por Twitter®, son los mismos que se sienten altamente superiores a esos hombres que deciden usar bolsos y trabajan en un peluquería. Me pregunto ¿Qué los hace tan especiales y cuál creen ustedes que es la diferencia real entre ellos? Para ver mas allá siempre me le pregunto a las personas que piensan de esas mujeres que hablan incansablemente de sus amigas putas. La respuesta por unanimidad es que siempre “que ellas son putas también y además es una mala amiga”. Creo que esto puede aplicar a otros ámbitos.

En estos días cuando ha irrumpido la moda fitness, cada día parece estar mas arraigada entre nosotros y no creo que se vaya a ningún lado pronto, la brecha entre los gays especiales y no tan especiales crece un poco más porque ahora entra en juego el aspecto. Es así como escuchas todo tipo de barbaridades tipo “esta se cree mujer”. Ayer, sin ir muy lejos, estaba en una discoteca, cuando de repente llego un tipo vestido con una franela pegada, un jean pegado (no creo que fuese de su talla) una gorra (era de noche) y unos tenis amarillo fluorescente a juego con su gorra. Terrible. Eran uno de esos atuendos que sólo se ponen hombres heteros que tienen novias machistas las cuales se sienten ofendidas apenas ven algún intento de vestir bien por parte de su hombre.

Pero mientras yo estaba pensando que era terrible, este tipo además de estar flanqueado por tres similares saludó a mas de nueve personas. Era lo mas popular del lugar en ese momento. Ni siquiera era musculoso. Era grande, tipo esteroides-grande/pero/deje/el/ejercicio. Mientras mas pasaba el tiempo mas gente lo rodeaba y él parecía disfrutarlo mucho. El pantalón le quedaba en la mitad del glúteo y se le veía la ropa interior. Esto activo múltiples cosas alrededor de él. A pesar de todo lo anterior comencé a pensar que era un tipo exitoso. De alguna manera había decido interpretar un papel y con el mismo estaba consiguiendo toda la atención que quería.

Fue viendo todo eso lo me que hizo entender que nadie nos respeta porque nosotros nos odiamos a nosotros mismos. Somos maricos, nos gusta un pene, pero decimos cosas como “Cada vez contratan mas gays en mi trabajo y eso me preocupa”. Somos gays y nos gusta cantar “Single Ladies” en la ducha, pero cuando salimos a la calle interpretamos un personaje. Salimos con alguien diferente cada semana, pero hablamos de otro mas que hace exactamente lo mismo, pero en forma sincera. Deseamos ser ese hombre hetero que nunca seremos, dejamos un poco a un lado lo que nos gusta solo por el simple hecho de que eso no vende, los heteros no nos respetan por eso y nosotros mismos menos. Odiamos lo que vemos en el espejo, así que por eso agarramos nuestra camisa Columbia, buscamos un jean ancho y usamos unos zapatos que no combinan. Hablamos mal de otros gays, no por ser malas personas, sino por ser gays. Nos creemos mejores. La frase cliché es cierta… aparentemente.

1 comment

Anónimo | 21 de septiembre de 2013, 20:22

Es fabuloso tu post, hay una suerte de manual del gay politicamente correcto, en el que está bien que te guste alguien del mismo sexo, lo que estâ mal es que "se te note", un afán por normalizar nuestra opción sexual, para que nadie se sienta demasiado incómodo. Has visto "New Normal"? Dos gays estereotipicamente hetero? A todas estas, lo que comentas le viene al dedillo a las lesbianas, por alguna razon, cuando están delante de otra en publico, comienza a actuar de forma "pero yo no soy tan macho", lo cual da risa, porque a fin de cuentas si pudiera hacer un comentario masculino en voz alta acerca de las curvas de la mujer de al lado, lo haría. Me fascina como escribes! You rock's