Una noche de fiesta más (un clásico por el aniversario número 4)




Es raro que cuando uno menos planifica las cosas, es cuando mejor salen. Hace ya varias noches llegaron unos amigos de otra ciudad (es mejor no dar muchos detalles). Fue algo un poco improvisado, me avisaron que vendrían prácticamente cuando ya estaban aquí, y luego aunque yo tenía muchas cosas que hacer, decidí atenderlos.

Tengo una relación curiosa con una camisa de blue jeans (la misma que tengo en mi avatar de twitter. Siempre digo que no la usaré mas, que me han tomado 930920 fotos con ella, pero de repente  estoy en el carro, despierto de un trance y la cargo puesta. Pero esa camisa es la de la buena suerte y la de las aventuras.

Ya puestos a punto sobre la ropa, hablaré un poco de los personajes. Digamos que son conocidos/casi amigos. Oficialmente he jugado al estira y encoge con uno, pero el otro es el que me parece guapísimo. Una cosa rarísima.

—Cuéntame como son las cosas por acá —me dice el guapísimo, quien era el copiloto esa noche. Se veía muy bien.

Pasé a darle una pequeña introducción sobre Valencia, a desmitificarles la ciudad, al tiempo que dábamos un pequeño paseo por El Viñedo –que no la calle de los cafés, eso ya no existe señores-. Al parecer les gusto.

—¿Pero que quieren hacer? —Les pregunto— ¿Quieren ir a cenar a algún lado? ¿Quieren ir a algún sitio de ambiente?

Luego de mucho pensarlo, acordamos ir a V.I.P., dado que algunos amigos de ellos dijeron que eran el único lugar que servía. Perfecto. “Al menos verán gente decente”, fue lo que pensé.

Y luego me quería morir cuando al entrar al lugar no había nadie. Fuimos los primeros en llegar.

—No es tu culpa —decía el amigo.
—Ya llegará la gente —decía guapísimo.

Pero yo quería que me tragara la tierra. Comencé a beber destornilladores anticipados para el fin del mundo. A pesar de todo luego comenzamos a hablar bien, la gente comenzó a llegar, y para cuando decidimos bailar, el lugar ya estaba lo suficientemente lleno.

Después, en un momento entre los vasos selva de plástico, la luces demasiado azul, la decoración demasiado plata, comenzamos a beber un poco más de la cuenta… Y cuando mi amigo fue al baño, comencé a bailar en forma extraña con guapísimo. Nos rozábamos y mientras explorábamos que estaba permitido sin que el otro se sobresaltara, pude sentir el olor en su cuello, pude tocar la parte de atrás de su nuca, poner mi mano en su espalda. El hacía lo propio, pero no podía concentrarme en lo que le estaba dejando hacer si no en lo que estaba haciendo yo. La música sonaba un poco lejana.

Reaccioné un poco cuando ya tenía su mano en uno de mis glúteos. Estúpida camisa y su trance.

—¿Cuál es tu rol?
—De acuerdo a como me sienta —me dice—, por ejemplo con algunos puedo ser pasivo, porque me provoca, y a veces con personas como tú… Pues todo lo contrario.

No sabía si sentirme alagado o muy ofendido, pero luego volví a percibir el olor de su cuello, y decidí que era un halago.

—Entiendo.

En eso llego mi otro amigo del baño y disimulamos un poco, aunque ciertamente luego se enteraría.

Las luces azules, plata, mas tragos. Las 3 a.m. El lugar a punto de cerrar.

Guapísimo había logrado besarse con otro sujeto de esos que mueven el trasero como una stripper. Yo no sabía donde meterme para liberarme de unos señores que no se cansaban de decirme que me veía bien.

Las puertas de mi carro emitieron un golpe seco al cerrarse. Estacionado en diagonal veía a mi izquierda la patrulla de policía.

—Creo que llego el momento que todos debemos besar a Sandum —dice mi amigo.

Aunque siempre había estado jugando con el sobre el asunto, se sentía raro que propusiera semejante cosa, pero no había tiempo de pensar mucho.

—Si —dijo guapísimo­— ¿Quién va primero? ¡Yo!

Debo reconocer que había fantaseado con ese momento un poco, y mientras estaba ahí, agradecí a mi hígado por ser resistente y haberme mantenido lo suficientemente sobrio como para recordarlo.

Por unanimidad se decidió que todos iríamos a mi casa. Pero luego casi llegando el carro me falló mientras trataba de llegar a un Farmatodo, y con mucha suerte pudimos llegar a mi hogar. Estaba nervioso. En el carro manos iban y manos venían, pasaban muchas cosas raras y me di besos muy intensos con guapísimo mientras mi amigo orinaba cerca de mi jardín. De pronto me pregunté si sería capaz.

Y no lo fui… A todos “Les revento la pea”, creo que no hay otra forma de decirlo, y para cuando el taxi que los llevaría de nuevo a su casa se fue, pensé que a pesar de todo, había sido una noche genial y diferente.

Al día siguiente mi amigo me envió este mensaje:

“La pasé horrible. Estuve sudando la pea todo el día en la playa”.

Vi la camisa de jean tirado sobre mi puff, y sonreí un poco mientras pensaba que no la volvería a usar.

Hasta la próxima.

7 comments

Unknown | 31 de enero de 2012, 6:10

:O

Yo no soy supersticioso pero yo como que guardaría la camisa de jean muy bien. Y la usaría sólo en momentos claves de la vida.

laprealidad | 6 de febrero de 2012, 9:35

Curioso post. Esa camisa volverá al ruedo, verás...

Un saludo. ;)

www.laputarealidad.net
twitter: @laputarealidad1

Unknown | 10 de marzo de 2012, 4:36

Hola, muy buenas madrigadas. Estuve revisando por acá, y muahahaha. Me pareció muy interesante tu blog, de los pocos que puedo declarar favoritos, entre la categoría "leer continuamente". Un placer.

Sandum | 10 de marzo de 2012, 11:16

Harold , creeme que tengo esa camisa bien guardada,

Pedro, pues si seguramente volvera al ruedo, aún no he podido controlar el trance ;)

Andrés, es un placer para mi que te gusten las tonterias que escribo, saludos!

Gab Romanoff | 23 de marzo de 2012, 22:27

Eso es terrible, por eso yo nunca estoy disponible para reuniones familiares aunque el precio sea el aislamiento.
Me recuerda un fragmento de una cancion, de esas de mi época adolescente.
"Creer que eres especial y verte solo en la calle, es normal"

Anónimo | 13 de abril de 2012, 11:29

Hola Sandum compartiré contigo las palabras que más recientemente me escribió un buen amigo. Me golperon fuerte el estómago pero creo que contienen el más severo y oportuno consejo que me han dado: "es mediocre no esperar nada de la vida y sumirse en la ignorancia con la idea de que alli se vive feliz... no es un concepto que vaya con gente como tu o yo, perooo ayuda bastante, ser elemental a ratos y mimetizarse con la mediocridad de este entorno ayuda pues aqui nos toco. en esta esqui en esta mala hora...". No estas solo en esa sensación ;) Manikita.

Anónimo | 13 de abril de 2012, 11:32

Ups! mi comentario fue para tu último post :D