El inicio de alguien que es un cambio y despedidas



Sr. Escritor

Un día, por los albores del 2007-2008 me parece, estoy en mi usual búsqueda de nuevos blogs por internet –en aquella época no teníamos o no usábamos tanto twitter- cuando de pronto me encuentro con un blog muy intenso con un contenido bastante llamativo. Mientras sigo revisando noto que hay una entrada dedicada a Fiona Apple. Eso fue lo que me hizo comentarle: “Si eres fan de Fiona Apple no entiendo por qué aún no nos conocemos” o algo así.

Ese fue el inicio.

La química inicial

Jude está sentado en el bar a punto de rendirse. Su novio esta con algunos de sus múltiples amigos de momento, sabe Dios haciendo qué. Desde su cabeza dramática todo parece estarse yendo al carrizo ¿o es el quien lo quiere así?

A veces suele preguntarse qué pasaría si decide terminar todo y volver a ser quién era antes. Tampoco puede cerrarse al hecho de que ahora se siente una persona mucho más saludable. La gente lo ve de manera diferente. Cierto día se encuentra con Mr. Amigos y le da un poco de satisfacción. Se ve en su reflejo y se alegra de ya no ser así, cada semana con alguien diferente. Cada semana un nuevo desenlace fatal.

Pero entonces, cuando se siente maravillosamente y termina el café tirando las bolsitas de azúcar dentro del vaso, algo pasa. Siente la mirada de alguien. Al levantar la vista, un sujeto guapísimo lo está viendo. Casi no lo puede creer. Luego disimula, pero cuando sale del lugar, decide fijar la mirada en el hombre y este hace lo propio.

—Creo que lo que añoro es seguir estando en el mercado —concluye, luego de contarme todo aquello.

Cuando termina su relato, comencé a pensar en todas las posibilidades de “triunfo” que tenía luego de aquello. Pensé que no hay nada como cuando se está soltero y se tiene un momento así, pues lo que resulte de allí será verdaderamente autentico y no existirá esa incertidumbre de “¿será que le gusto?” ¡Ahora todo lo veo tan fácil! Cuando uno no sabe nada, siempre se empeña en lo inaccesible.

Recordé, cuando luego de haber salido un par de veces con Sr. Escritor y no haber sentido eso tan especial que necesito para que me guste alguien, igual me empeñé en decirle que me gustaba.

—Ya veo —me había dicho él—. Yo te veo más como un amigo.

—No es gran cosa —respondí yo, aunque la sensación de rechazo era más fuerte que yo.

Después le conté eso a Sr. Controlador y mientras más terminaba perfilando la historia más me decía “¿en qué rayos estaba pensando?”.

Pero aunque parezca predecible, aquello inició una amistad. 

El incómodo después

Jaime está en el bar con unos amigos. Su teléfono no para de sonar con mensajes de él y algunos del ex-nulo.

—¿Qué pasa? —le pregunta su mejor amigo, exasperado ya por lo poco que le está prestando atención a la reunión.

—Es él —responde Jaime.

—Ya veo ¿por qué no le dices que pasa contigo y listo?

De la cara de Jaime brotan todo tipo de sentimientos, pero finalmente, luego de mucha insistencia, envía un mensaje decisivo.

Mientras ambos (Jaime y su mejor amigo) esperan pacientemente la respuesta se bajan un par de copas de sangría, ya alejados del resto del grupo. El novio del mejor amigo viene a buscarlos.

—Esto es importante bebé. Espérame por allá —le responde el mejor amigo.

Entonces llega la respuesta. Era una excusa. Era una red: la temida malla de zona de amigos. Jaime había perdido.

El mejor amigo se siente incómodo. Por un lado tienen la resaca de haber mezclado ron y sangría y por el otro están sus deberes.

—Él no es tan lindo de todos modos —comenta finalmente.

Luego está el día que lo ve nuevamente. Jaime se siente fastidiado, aún le gusta, pero intenta actuar normal aunque sea incómodo.

Al mes le escribe un mensaje al mejor amigo:

—“Eso ya es cosa del pasado”.
 
Lo siguiente

Luego vienen esos días cuando no sabes si aún te gusta un poco o no. Con esa duda le envié un mensaje al Sr. Escritor. “Hay alguien”, responde en una de las iteraciones. Al leerlo miro al vacío, pero aún no sé cómo me siento. Decidido a llegar al final, acepto salir con ambos el fin de semana siguiente.

Llega esa noche y finalmente los veo juntos. Tengo varios sentimientos. Por un lado no encuentro ese consuelo que se suponía debía encontrar, porque “el alguien” es bastante guapo. Por el otro lado, luego me digo a mi mismo que no necesito tal cosa porque al rato de verlos mucho juntos me doy cuenta que no siento nada y la verdad la sensación fue grandiosa.

Pasado aquello, comenzaron los mejores momentos.

Aprendiendo a triunfar en épocas de desgracia

Estamos en Maracay en un sitio que llamaremos en La decadencia. Está Sr. Escritor, su novio, un amigo de él y yo. Ese día particularmente, me siento excelente con respecto a mi aspecto y todos los notan, la gente ríe de lo que digo y parece que todo va a mi favor. Luego comienzo a quemar a la gente del sitio y Sr. Escritor me acompaña en la travesura.

—Antes de conocerte yo no hacia estas cosas ni entendía esa clase de chistes —me dice.

Simplemente sonrío.

—Yo tampoco puedo decir que soy todo el tiempo así… o al menos no con todo el mundo.

A partir de allí inició una buena época, en la que él me enseñó a encontrar mi sensibilidad artística y a comprender mis sentimientos. Yo le enseñé como manejar el sarcasmo y la ironía y de esa forma, aunque pueda parecer desequilibrado, ambos crecimos.

Yo lo acompañaba a citas de gente que lo adoraba en redes solo para hacer el momento más llevadero y que luego el pudiese quitarse a esos sujetos de encima. Un día, luego de una en Caracas ambos nos vimos y dijimos al mismo tiempo:

—Eso fue súper raro. No más citas.

Yo lo invitaba a cualquier lugar donde fuese necesaria más autoestima y no estuviese seguro de mi desempeño. Era como mi hado madrino: “lo harás bien amigo”. “te ves bien amigo”, “tú tienes estilo”, “tú eres un gran partido”. Había algo en su presencia que me hacía sentir más cool y se sentía tan bien contar con ese apoyo.

Luego a mí me comenzó a ir bien, pero la carrera de él aún no despegaba. Y yo sufría mucho por ello. Aunque me parecía ofensivo ofrecerle dinero, le ayudaba en cualquier cosa que podía, como no dejándole pagar ninguna comida que compartíamos. “Tú vas a tener mucho éxito pronto”, le repetía constantemente.

Un día estábamos en el Renaissance®, dónde nos quedamos luego de un evento en Caracas y en el desayuno me dice:

—Este fin de semana ha sido tan genial, me siento como si no estuviese en Venezuela.

Realmente me sentí muy feliz por haberle brindado ese instante.

Después llegó su momento. Una gran idea, un masivo apoyo del público, una merecidísima respuesta. Viajó al exterior varias veces mientras yo ya era capaz de ir a sitios sin su ayuda siempre recordando su pequeña voz: “Lo harás bien”. Ambos estábamos más grandes que nunca.

Luego lo acompañé a un cóctel con sus nuevos amigos y desde ese día supe que nuestros caminos se distanciarían un poco, pero no podía estar más feliz por él. Ese día el me brindo la cena y me dijo:

—Hoy es mi día de hacer esto por ti.

Y es así como ahora mi Sr. Escritor se me va… Nuestros caminos se separaron aún más, pero seguro volverán a reencontrarse en otro momento que se necesiten.

Mientras termino de escribir esto recuerdo el día en que por casualidad estaba pensando si yo era el mejor amigo de alguien y él me llama para invitarme a algo.  Luego de preguntarle si yo no sería visto como un arrocero el me replica: “yo le dije que venía mi mejor amigo”.

Aún quedan tantas cosas para recordar.

Farewell my dear fren.

-0-

Los abandoné una semana por el mundial.

Los abandoné otra semana por motivos de salud.

Espero no pase más nada,

¡Hasta la próxima!

 

 

 

Reply to this post