Pequeñas batallas, pero con orgullo



En estos días cuando se oye tanto acerca de las marchas por el orgullo gay y salen algunos a decir cosas tipo “Bailar en una tanga mientras pides respeto no funcionara” y otros tipo “Todos somos parte de esta hermosa comunidad a pesar de las tramoyas” (No intentaré adivinar que quiso decir esa persona colocando la palabra tramoya en su frase), no seré yo quien diga cuán útil o no es la marcha, principalmente porque nunca he acudido a una, aunque desde que escribí esto debo decir que mi opinión acerca de la misma a cambiado muchísimo y todo gracias al punto de vista de mi amigo @Arzola_d.

Lo que si puedo decir es que a veces son esas pequeñas batallas que ganamos día a día la que también marcan la diferencia. Les contaré la pequeña historia de Jonathan y Rafael. subordinado y jefe en una firma de auditoria. Pero primero conozcamos al jefe en unas rápidas líneas:

Rafael se expresa despectivamente sobre los maricos.
Rafael tiene novia y ya estuvo casado una vez.
Rafael es ordinario y entra dentro de lo que es el típico macho venezolano que te dice  ay vale por cualquier cosa.
Rafael le gusta jugarse con las personas, pero es picado.
Rafael es el coach de Jonathan desde que este entro a la firma.
Jonathan no soportaba a Rafael desde la primera vez que lo escucho hablar, y trataba de pasar desapercibido en su presencia.

Ahora comienza la historia:

Un día cualquiera robaron en la casa de Jonathan. El se encontraba trabajando cuando de repente recibe una llamada de la señora que ayuda en su casa. Se escuchaba nerviosa, y por alguna razón la llamada se corto. De repente a Jonathan se le vino todo abajo y salió del trabajo a toda prisa.

—Avisen al jefe —fue lo que dijo a los compañeros que se quedaron en la oficina.

No obstante Jonathan mando un mensaje al senior encargado de la auditoria, quien estaba en reunión junto con Rafael y otros mas en la firma.  Después vino lo usual. Manejar como un loco para llegar a casa, ir a la policía, tratar de calmar a la señora que estaba en la casa, y lo peor, darse cuenta que no robaron muchas cosas, excepto por una de las preciadas posesiones de él: Su laptop. Una vida desperdiciada.

Jonathan se calmó todo lo que pudo y dejo a su hermano de 18 años junto con la señora y su bebé, y regreso al trabajo. Si, porque a pesar de todo, a las 5 y media de la tarde él regreso a su trabajo.

Cuando Jonathan regreso a las oficinas del cliente Rafael ya estaba ahí, junto con el senior  encargado y otro senior mas como apoyo. Estaba el resto del staff. Jonathan se acomodo en el extremo opuesto de la mesa de conferencias e intento trabajar, a pesar de que al sentarse comenzó a procesar todo y noto que estaba muy alterado. Los recuerdos de todo lo que perdió con la computadora le venían una y otra vez. Por alguna razón se sentía un tensión en el ambiente, y Jonathan se dio cuenta que una de sus compañeras tampoco estaba. A los minutos Rafael estallo:

—Yo quisiera saber porque en este staff la gente esta haciendo lo que le da la gana ¿Dónde esta Alejandra?
—Se fue porque se dio un golpe con la puerta —respondió una de las compañeras de Jonathan.

Rafael, quien estaba rojo para ese punto, se puso peor con aquella excusa inverosímil y luego se dirigió a Jonathan:

—¿Y como es eso que TU te fuiste sin avisar? —le espetó.
—Bueno yo les envié un mensaje, y la gente aquí sabia donde estaba. Además cuando estaba en el CICPC le mande un mensaje a Norberto —respondió Jonathan. Norberto es el senior a cargo.
—O sea que si Norberto no ve el mensaje yo nunca me entero de donde estabas. Y bueno yo no te estoy diciendo que no salieras o algo así, pero coño avisa. Norberto no es tu encargado de trabajo, tu me reportas es a mi, se supone que el informe que estas haciendo me lo vas a dar es a mí, además…

Jonathan dejo de escuchar. Una rabia que poca veces había sentido se apodero de él ¿Cómo podía el pendejo ese reclamarle porque se ausento dos míseras horas del cliente por una emergencia en su casa? La cara de Jonathan se puso roja también, un calor que solo había sentido pocas veces en su vida se apodero de él, y entonces las palabras salieron a borbotones:

—¿SABES QUE RAFAEL? —profirió como en un grito ahogado— Yo no entiendo nada de este drama que me estas armando, NADA. Resulta ser que yo no me ausente del cliente para ir a comprarme una camisa en el Sambil, yo salí de aquí porque tenia una emergencia en mi casa y no tenia a nadie quien fuera por mí. Salí de aquí porque la mujer que trabaja en mi casa me llamo alterada y yo no tenia ni idea de lo que había pasado hasta que llegue allá, y ¿SABES OTRA COSA? Esto que hice yo de ir a resolver mi problema y regresarme no lo hubiese hecho NADIE ¿ME OISTE? NADIE y todo porque yo estoy claro de las responsabilidades que tengo acá y las cosas que te tengo que entregar.

Cuando Jonathan terminó toda la sala quedo en silencio. Era como cuando alguien grita muy fuerte en una habitación con eco. Las palabras y los gritos se quedaron flotando en la estancia amortiguadas por el sonido de los teclados de las laptops, tras de las cuales todos querían ocultarse en cierta forma.

Sin embargo Rafael no estaba feliz, y cuando parecía que iba a replicar, intervino la amiga de Jonathan:

—Yo creo que lo importante de todo esto es que Jonathan resolvió su problema, todo el mundo en su casa esta bien GRACIAS A DIOS y el tuvo el compromiso de regresar de nuevo.
Irónicamente, ese incidente, donde Jonathan por fin se pudo mostrar tal cual era frente a Rafael, fue el inicio de su amistad. Jonathan se conmovió cuando en la evaluación Rafael reconoció que se sobrepaso y que era algo que el sabía que tenia que mejorar. Jonathan también reconoció que el no había hablado de la mejor manera, y partir de ahí cualquier muro que existía entre ellos se rompió.

Sin embargo la amistad trajo para Jonathan otro problema.

Porque de repente surgen las fiestas de cumpleaños y los eventos sociales.
Porque de tanto socializar con alguien nuevo este comienza a preguntar por qué no tienes novia.
Y luego estaba el dilema.

Jonathan se preguntaba que debía hacer. Irremediablemente le había agarrado cariño a Rafael (y eso que llego decir que le odiaba luego del incidente), para bien o para mal, pero ¿Debía considerarle un amigo de verdad y contarle que nunca tendría una novia? Decidió que la mejor forma era irlo sensibilizando sobre el asunto. Haciéndose el loco cuando le preguntara por una mujer y colocándose en evidencia de cierta forma. Un día, luego de una consulta por chat, Jonathan le envió esto:

“GrasiajefeTQM”.

Jonathan sintió miedo, pensó que se había sobrepasado en su intento de sensibilizar a su jefe homofóbico. Pero nada de eso paso. Rafael le mando fue un “jajajajajaj Qué es eso?”… y fue así como empezó un juego que llego incluso a saludos con abrazo. Jonathan pensó que Rafael ya le tenía el suficiente cariño, y además pensaba que su labor humanizadora con él, tipo “Le puedes decir a otro carajo que le tienes aprecio sin que eso signifique que eres gay”, había terminado. Así que un día en uno de los interrogatorios por la novia, Jonathan habló:

—Yo supongo que tu te lo debes imaginar, pero por si acaso: Yo soy gay —dijo Jonathan—, y bueno si eso cambia algo, dímelo para renunciar y ver que hago con mi vida.
El silencio que se había quedado en aquella sala donde tuvieron un altercado tuvo un breve regreso, pero no duro mucho.
—No cambia nada —replico él.
Pero vaya que si cambio. Rafael se mostraba igual de cariñoso que siempre, pero exageraba la nota, lo intentaba demasiado. Además algo había cambiado en él, había algo diferente; hasta que un día, mientras salían de un cliente a comprar cena paso alguien muy afeminado frente a ellos. Jonathan comprendió que si Rafael lo había aceptado como era, el también debía ceder un poco, así que con un poco de pesar le dijo:
—Si tienes que decir que ese carajo es demasiado marico ¡Adelante! No tienes que dejar de ser quien eres porque estas conmigo.

Hoy en día Jonathan y Rafael siguen siendo amigos. Rafael esta en Londres estudiando inglés y en estos días le pregunto a Jonathan por texto:

“¿Como es que se llama ese grupo que te gusta?”
“Friendly Fires”, respondió.
“Te voy a comprar el CD”.

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La imagen de esta semana es cortesía de @DannEpp_
Pueden ver un poco de su trabajo acá http://www.flickr.com/photos/daniel_fdv/

¡Muchas gracias Dani!







2 comments

The Dreamer | 29 de junio de 2011, 23:07

Tu historia es tan contraria a otras que he escuchado... Te felicito! No por tu suerte, porque suerte no ha sido... Todo lo genial que consigues en la vida es por el bien que se hace con los demás :)

Necesito un jefe asi! También necesito ser jefe ya xD

Sin nombre | 30 de junio de 2011, 16:52

Me encantó tu blog que dicho sea de paso encontre por accidente, lo lei de arriba hasta abajo y me parecio sumamente divertido y creativo...increiblemente se ha roto en mi un paradigma que siempre habia tenido..... saludos