¿Ahora experimentado?
Resulta muy curioso cuando vives una situación por segunda vez, pero en la siguiente ocasión, y bajo el faro que da la experiencia (ojo, aún no puedo creer que sea yo quien escribe eso) puedes tornar las cosas diferentes. Sin preámbulo, les cuento:
El otro día salí de nuevo con los niños de este post, lo cual a la luz de mi prima y confidente es una situación muy parecida a esta, pero ocasiones aparte, ahora era yo quien tenía el control de la situación. El niño que no me gusta, que para evitar confusiones llamaremos Taleb, me invito a salir. Yo, quien curiosamente pensaba en sacar un noviazgo de la nada con este sujeto, aunque no me guste mucho, accedí, a ver si luego de un nuevo y concienzudo análisis podría llegar a la conclusión que quizás en un futuro no muy lejano llegara a gustarme más allá de lo físico. Sin embargo el mismo se dio una puñalada trapera cuando escribió:
“Juan acaba de llegar a mi casa, dice que también puede ir”.
Juan, a quien no había visto desde aquella situación de tres me atraía bastante, así que decidí no dejar pasar la oportunidad, y más animado, le ofrecí que fuéramos a un sitio muy similar al “El León” en Caracas (Si eres de allá y no conoces El León no estás en nada), para que la excusa de no tener dinero no fuera una opción. Todos aceptaron. A las 9pm aproximadamente llegue a la casa de Taleb y el plan marchaba viento en popa. Juan fue el primero en salir de la casa. Me pareció bastante más alto de lo que recordaba (Un poco mas de 1.90 según mis cálculos), tenía una barba de dos días, los dientes blanquísimos y los ojos le brillaban. Se veía más lindo. Nos saludamos y luego salió Taleb, dejándome sin palabras. Vestía una camisa a medio camino entre cuadros y rayas, un collar extraño con un dije de bota vaquera –todo en dorado-, unos lentes de geek, unos zapatos preppy. De verdad que estaban pasando muchas cosas con su ropa, hecho que pareció notar el resto de la gente de la calle del hambre donde fuimos, ya que ambos manifestaron no haber cenado.
Durante la velada, mi cena fue una coca cola. Ya había comido en casa, y no quería oler a salsa por el resto de la noche. Ambos pidieron sendas balas frías, y durante la charla escuche muchas perlas como estas:
—Yo tengo una amiga a quien le digo “Whirchelis” y siempre le digo que nadie se puede ver bien comiendo cosas como esta… Bueno, nadie excepto yo —Taleb.
Yo pensé “¿Este niño lee las ultrafabulosas? Oh my Dior…”
—Bueno ahora me estoy concentrando en mis estudios, aunque ya dentro de unos meses quisiera trabajar, por eso me gusta la idea de la firma —Juan, quien por cierto es futuro Contador Público.
—Juan por favor prueba esta salsa a ver si es de ajo —Taleb.
Yo puse cara de circunstancia y luego Taleb dijo:
—Yo trato a todos mis amigos como mis asistentes.
—Genial, pero si planeas tenerme como amigo, no tendrás un nuevo asistente, así que piénsalo bien —replique entre risas, pero suficientemente serio, como para dejar claro mi punto.
—Ah, a mi no me importa demasiado como me veo o visto, creo que hay cosas más importantes —Juan.
—¿Cómo hay gente que sale vestida así? —Taleb, refriéndose a uno de esos sujetos que fueron musculosos, ahora venidos a menos, con un sweter ceñido al cuerpo de algodón blanco.
Después de la cena, finalmente entendí que Taleb y yo jamás podríamos tener algo, mientras su ego interfiriera, sin embargo, eso lo concluí al rato, porque Juan me tenía completamente embobado. Tentado estuve de ayudar con el aseo, cuando accidentalmente derramo una gota de salsa en su pantalón. Luego de aquello iniciamos el clásico recorrido por los sitios nocturnos de Valencia, especialmente aquellos que solo tienen un baño de hombres, y ninguno decidía. Finalmente di un frenazo y dije:
—A ver, díganme de una vez si vamos a entrar a algún lado o no, porque ya estoy mareado de dar tantas vueltas.
—Si bueno, vayamos a ese del Piazza —resolvió Juan.
Mientras subíamos las escaleras del centro comercial, casi podía sentir el nerviosismo de aquel par. Reí para mis adentros, porque hace meses cuando subí aquellas escaleras por primera vez sólo, abrigué lo mismo que ellos. Supe lo que tenía que decir, y lo que yo no tuve aquella primera vez:
—Muchachos, nadie se los va a comer ahí dentro… A menos que ustedes así lo quieran.
Luego de una excursión al baño de Centro comercial, no quisieron entrar al lugar. Ver la gente de la puerta los desanimo. Los comprendí, esos señores de 40 que visten con ropa ceñida, suelen asustar a cualquiera. No voy a negarlo, estaba un poco decepcionado, así que les dije cuando bajamos a la calle de nuevo:
—La verdad me siento como un pervertido que acaba a secuestrar a unos niños. Si quieren los dejo en su casa de nuevo.
—No —replico Juan—, yo no quise entrar por que la cosa se veía muy llena, y a mí me gusta estar cómodo, aunque tenga que gastar más. Vamos al otro que dijiste, aunque sea más caro —y acto seguido se encamino al cajero automático.
Recorrimos la autopista en 15 minutos, y finalmente entramos llegamos al centro comercial donde esta Chill Out. Durante el camino se debatió el tema de que yo parecía muy experimentado en estas lides, lo cual me hizo sentir ridículo y grande al mismo tiempo. Mi imagen se reafirmo cuando en plena puerta me encontré con uno de los muchachos que conocí en ese sitio, y con el cual salí un par de veces. Me debatía entre saludarle o no, pero casi en un instante estuve frente a él y le di el correspondiente apretón de manos. Taleb y Juan me vieron atónitos, y luego de eso el sujeto examino a Taleb de arriba abajo, en seguida a Juan, y por lo que me pareció, rio para sí. No me importo, aunque se viera muchísimo mejor que la última vez, y encima tuviera el tupé de estar acompañado y presumir. Los ojos torcidos de una marica resabiada, me importaban muy poco en ese momento.
Mi imagen se hizo más fuerte cuando a Taleb y a Juan los revisaron en la puerta y a mí no “¡Rayos!, pensé, ¿El vigilante aún se acuerda de mí o qué?”.
—Saludaste a un amigo, no te revisaron en la puerta, parece que vienes aquí más de lo que dices —señalo Taleb, con un dejo de un sentimiento que no logré identificar.
Me hice el loco, y en el ascensor mis nuevos amigos tuvieron la oportunidad de presentar una escena bizarra –pero común- de estos sitios:
—Hola ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas? —pregunto un señor como de cuarenta, siendo benévolos, aunque bien conservado, y afortunadamente con una camisa de su talla, a un chico de unos 25 más o menos. El chamo le dio su nombre y acto seguido el señor le pregunto:
—¿Te gustaría bailar conmigo al entrar?
Yo, ávido observador de escenas similares estaba anonadado de la audacia del señor, pero mis pobres amigos estaban en shock traumático. Una hora después los vimos besándose, una vez que entramos.
El resto de la noche transcurrió en la forma prevista. Aunque no bailamos, yo me acerque a Juan todo lo que pude. Le abrace con la excusa de estar en una disco, le toque la pierna cada vez que me bajaba del banco a buscar mi bebida, le hable al oído, y aunque nunca me correspondió en serio, al menos se dejo hacer todo (incluso le monte la pierna) sin chistar, y en una ocasión casi nos besamos “por accidente”.
Mientras estaba arropado en mi cama, pensé que hace dos años, yo ni siquiera hubiera abrazado así a un “casi” desconocido, aunque dudo seriamente si debería sentirme orgulloso o avergonzado por ello… Aunque me haya divertido =)
10 comments
It's Sandumm Bitches!!! :D
Amigo mio este post es tan Tu... :D Muy bueno! :D Divierte y nos informa :P
Que te puedo decir? Eres ya un Big Boy Grandes Ligas! No te debe dar pena por querer conquistar a un chamo... Así es que se hace! ;)
BTE, considero este post como el verdadero Come Back! :D
Exitos amigo! :D
¡Excelente post!
Así se cambia.. empezamos con pena, con miedo... y luego... ¡ZAZ! Nada nos averguenza.
Muy aventado con Juan, eh! ¿Conseguiste su celular?
¡Sandumm! Me hiciste recordar al pana que me llevó por primera vez a un tugurio gay a tomarnos unas cervezas, cerca de casa... y al que me llevó a conocer el sauna. ¡Ey, fue el mismo amigo! Ese corruptor, Ja ja ja...
Supongo que me tocará en algún momento hacer lo propio, iniciar con mano firme en "las cuerdas" a algún neófito. Cosas de la evolución.
¡Saludos, un gusto leerte..!
The Dreamer: Estuve ausente amigo, pero nunca me he ido... Pronto otra cheesecake... Saludines!
Alex Cerati: Pues claro que tengo su numero! jajajaja Saldudos!
El Otro: Pues si a todos nos toca en algún momento ayudar a los neofitos! Saludos!
cariño, siempre hay razones para sentirse orgulloso jaja.
me agrada que hayas vuelto.
yo en cambio no sé si seguir de sabático o de plano cerrarlo.
Hey, que tal? muy buen regreso. Una pregunta no entendi que son "balas frías", recuerda que soy de otras tierras..
Saludos 2600 metros mas cerca...de las estrellas...
Hola, Genial tu post, me gustó la historia, y lo mejor que es una historia real y muy similar a una de las mias.
Regresar a los antros (discos) es como andar en bicicleta, es algo que nunca se olvida aunque siempre da una sensacion de ser en eso un "nuevo-nuevo".
De los Primerizos, habrá que instruirlos bien y que no pasen las de Caín como nos las hicieron pasar a nosotros.
Saludss.
p.s. me gustaria conocer la 2da parte, la 2da "cita" ;)
Ana_Marie: Es cierto novia, gracias por recordarmelo.
NewSaint73: Gracias! Una bala fría es una hamburguesa o comida callejera que vendan en cualquier puesto -precisamente- de la calle. Lo de bala fría creo que viene de lo grasientas y malas para la salud que pueden ser. Saludos!
Las Pokas..: Gracias, tienes toda la razón a los nuevos hay que ayudarlos. De segunda parte... bueno tal vez haya una, pero no la que cabría esperar... Y no por mi culpa creeme. Un abrazo y gracias por leerme!
jejeje pero que bueno! te estas divirtiendo mucho!
A mi me gusto mas Taleb :P
Me diverti muchisimo con este post
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