Algunas tribus
Me queda menos de un año en este piso… Y
a medida que uno se acerca a los temidos 30's, los nuevos 20's dicen, comienzo a
preguntarme que tribus ya consagradas me encontraré en el piso de arriba y como
encajaré en alguna de ellas (aunque ni siquiera quiero pensar qué fui en mis
20), pero bueno veamos algunas.
Los hombres bicicleteros
Yo salí con un hombre bicicletero cuando aún no se había
convertido uno. Lamentablemente antes de ser bicicletero era motolito, entonces la cosa no funcionó demasiado
bien. De todos modos su pupilo me cuenta que ahora, entrado en los
34-35 planea comprarse una bicicleta, pero esta evaluando dónde debe hacerlo.
—Me dijo que de todos sus amigos él es el
único que no tiene una bicicleta y que esta pensando hacerse con una.
Los hombres a los 30 también pueden
permitirse otras cosas que los de 20’ no, como por ejemplo comprar sus juguetes
en las tiendas mas caras.
—Me parece un horror gastar tanto dinero
en algo que ni siquiera estas muy seguro que te gusta solo porque tus amigos lo
tienen.
—El me dice que lo hace sentir saludable.
Entonces esa es la cuestión con los
hombres bicicleteros. No es como se ven o como son, es que siguen teniendo 20,
tienen ahora mas dinero, pero en el fondo siguen siendo igual de motolitos e inseguros.
Los compra novios
A medida que te acercas a los 30 tu vida
social también da un vuelco. Todos tus amigos heterosexuales están en la
búsqueda del apartamento perfecto de 3mm de bs y así poder casarse. Algunos
tienen hijos. Tus amigos gays —dependiendo de con quien te juntes, claro está—,
comienzan a enseriarse también. Manejar esto no es fácil. Algunos solo
necesitan alcohol para lidiar con el hecho de que son la única persona soltera
en toda la fiesta (tos, tos), mientras que otros simplemente no van. Otros
hombres de 30 van mas allá: Ellos deciden comprarse un novio.
Para ello hacen cosas tan 2010 como
abrirse un perfil de Instagram® a esa edad y por allí comienzan a seguir
jóvenes que podrían ser sus sobrinos. Imitan a los de 22 todo lo posible:
exhibiendo sus cuerpos sin camisa que pueden estar mas o menos bien –ese es
otro tema- y haciendo comentarios en otros perfiles de sujetos realmente
hermosos.
—Una vez un tipo con el que salía un
amigo me invitó un fin de semana a Margarita. Que y que nos “escapáramos”. Que
el me pagaba todo y me “compraba cosas”. Ni siquiera le respondí —me cuenta Sr. Intenso.
Recordé cuando trabajé 4 meses en Apure y
un tipo ganadero me invitó a su finca —a la cual no fui, tenía apenas 22— y me prometió equis
cantidad de cosas. Ahora, ya avanzados en esta crisis económica me pregunto
dónde estará.
De manera que los compra novios son como
nosotros, pero con la capacidad de gastar boletos de avión cada fin de semana.
Disco hoppers
Unos amigos vienen de Caracas y yo me
ofrecí a ser su anfitrión. Mas que amigos son de esos conocidos de vieja data,
pero accedí con gusto.
Luego estamos en Personas Importantes (un bar que en realidad no se llamaba así, y
ahora de hecho cambió de nombre) y cuando la cosa se llena se me acerca un señor:
—Tu amigo es muy bonito —me dice.
Yo, que ya estaba preparado para escuchar
eso toda la noche pues uno de mis amigos en verdad es muy bonito, me tome un
cuarto de vaso de mi cóctel lo miré y le dije “lo sé”, en el mejor tono
despectivo que las náuseas por beber tan rápido me permitieron.
Pero luego, mientras seguía hablando y yo
trataba de ignorarlo al tiempo que veía a mi amigo besarse con otro sujeto en medio
del salón, él comenzó a poner sus movimientos en mi:
—Tu también eres muy bonito.
De pronto decidí prestarle atención.
Tenia unos 39 años a lo menos y estaba bastante golpeado por la vida. Recé una
pequeña plegaria para que la virgencita de las discos me alejara de andar en
esas, a esa edad. No obstante, un cumplido es un cumplido.
—¿Qué haces en la vida? —le pregunté. Las náuseas seguían su curso.
—Soy profesor —responde.
Mientras sonaba la música y él se movía
de una forma que no quiero describir para no recordar tanto, me debatía entre
preguntarle si de liceo o de universidad (donde al menos se encuentra uno a
personas adultas), pero decidí dejar eso así. Suspiré y seguí tomando. Ya se me
estaba acabando el cóctel.
—¿Y tú que haces?
—Soy contador
—Yo creo que podríamos seguir viéndonos.
Habían tantas cosas malas en esa sola
frase, que me replantee la sabiduría que supuestamente da la edad. En eso mi
otro amigo llegó de su larga peregrinación al baño y me rescató.
Jamás le hice replica a la frase. Lo vi
con mi cara borracha de “buen mal-intento-tipo” y me marché.
Luego no podía sacarme al hombre de la
cabeza. Me lo imaginaba como los vendedores de drogas en la puerta de los
colegios públicos: Lanzando frases engañosas trilladas, tratando de agarrar con
sus garras a los desprevenidos.
Los extremadamente cerrados y no de aquello
Se visten igual. Leen lo mismo. Casi
siempre van a los 2 o tres mismos sitios. Tienen buenos trabajos ¿seré yo de
esos? Déjenme leer nuevamente todo el blog desde Agosto del año pasado a ver
si puedo completar esto.
Triunfando
Ya esta por finalizar la noche. Fue exitosa.
Asistí a una cena con mi ex jefe —ahora amigo—, su esposa y Sr. Indeciso. Era de esas cosas que
creía imposible a los 23, cuando mi carrera era mas importante que todo y
pensaba que al año siguiente si “me enseriaría” con alguien.
En el carro nos desviamos al templo –ya
sin mi ex jefe, naturalmente-, pues aunque estaba cansado no quería finalizar
la noche de manera abrupta, en especial para Sr. Indeciso, quien se ahogó en conversaciones de auditoría.
En el templo vemos a un señor bailando
solo.
—Siempre le pido a todos los entes
celestiales no terminar de esa forma —le comento a Sr. Indeciso.
—No lo creo —responde él.
Pero cuando ya voy directo a caer en un
agujero de depresión; comienzo a pensar en la diferencia de edad que hay entre Sr. Indeciso y yo, me pregunto que va
ser de mi en dos años; veo como el tipo toca a alguien por la espalda y al rato
ambos comienzan a bailar juntos.
"Siempre hay esperanza", pienso.
¡Hasta el sábado!
1 comment
Me gustó, como siempre... esperaré y estaré pendiente del resumen cuando llegues a los 40... ja, ja, ja
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