Una actualización y un post que también podría requerir reparación
Mientras
recojo los pedazos de las cosas que pasaron e intento pegar algunas, sustituir
otras por nuevas y tratar de poner todo en orden me pregunto ¿es realmente
posible reparar algo dañado?
Estaba
el otro día tomando café con Sr. A y
mientras lo veía hablarme del ex por enésima ocasión me preguntaba si en verdad
lo extrañaba o simplemente extrañaba lo que tuvieron. También me hago la misma
pregunta y la discuto en terapia todo el tiempo ¿cómo separar la nostalgia de
lo pudo haber sido, del verdadero deseo de lo que en verdad puedes o pueden
hacer ahora? ¿cuál es la verdadera formula para recuperar una relación dañada y
qué viene después?
Suena
complicado pero…
Una de las
cosas que se puede hacer: Entrar en escena del filtreo nuevamente
Luego
de un rompimiento, en especial si este fue mas tormentoso de lo presupuestado y
si en el mismo quedo comprometido severamente tu autoestima, uno siente dos
necesidades básicas: tomar alcohol y salir con alguien nuevo.
Así
que de nuevo me encuentro en algún día del fin de semana, luego de tomar 3
cocteles en Tony Roma’s en Green Hill Zone. No es una noche
especialmente particular. No hay demasiada gente y en realidad me siento tan
deprimidamente borracho que solo quiero irme a casa a llorar y dejar de
escuchar la incesante charla egocéntrica de Santi,
que seguro leerá esto y querrá matarme. Lo siento, pero ya te he dicho que
hablas mucho de ti.
Luego
llega Mr. Lesbo acompañado de una
cita.
Y
después de alguna forma inesperada terminamos en una mesa nuevos y viejos
personajes: Mr. Lesbo, Sr. A, Santi, la cita y yo.
Mr. Lesbo, apodado así sin ningún atisbo de azar
es uno de esos raros casos de gays que realmente disfrutan la compañía de
mujeres lesbianas. El siempre parece ese personaje accesorio que salía en
cualquier episodio de “The L World”,
solo para darle una pequeña variedad a la trama.
En
un punto no entiendo ya casi de lo que se esta hablando y comienzo a
preguntarme si estoy demasiado borracho para manejar.
—Si
quieres te regalo ese muchacho con el que ando —dice Mr. Lesbo—. No me gusta para nada.
—Pensé
que era algo serio —balbuceo.
—Para
nada. Hoy es nuestra primera salida.
Entonces
salgo de mi nube de vodka costoso y ron barato para evaluar a la cita. Vestía
una camisa de cuadros, tenia la nariz perfilada y la piel muy blanca. Además
era alto. Podría ser, pienso.
Mas
tarde estamos todos bailando y entonces le digo:
—Es
muy bonita tu camisa.
Pero
al momento en que suelto la frase siento náuseas. Sin embargo era muy tarde
para retroceder.
—Si,
a mi también —responde la cita.
—Ahora
cuestan un ojo de la cara y de paso son imposibles de conseguir.
—Lo
sé, yo la compré en Las Vegas.
Luego
seguimos bailando y algunas manos de él van hacia mí.
—Voy
por mas trago —digo.
Ya
solo en la barra y pensando en lo patética que es mi vida en ese momento, se me
acerca Sr. A.
—Me
gustó mucho tu amigo Mr. Lesbo, creo
que lo invitaré a salir.
Genial.
Otra de las
cosas que se puede hacer: Acostumbrarse a estar solo nuevamente
De
repente voy en mi nuevo carro y le subo el volumen a la música. No hay nadie
que hable o que diga si esta muy alto o muy bajo. No hay nadie que quiera pasar
la canción. Puedo cantarla y no hay nadie que le moleste o que me diga que me
esta hablando.
Después
llega el sábado y decido quedarme toda la tarde echado viendo episodios de Sailor Moon. Nadie me escribe y a nadie
le importa si no me he bañado.
Otro
día estoy solo en el supermercado y puedo dedicar todo el tiempo del mundo a
hablar con Blandi por mensajería,
mientras leo detalladamente las características de todos los productos que meto
en el carrito y agarro en forma desordenada los vegetales. No hay nadie que le
importe.
Luego
ese ciclo se repite, pero un día ya no me siento mal. De hecho ese día me
siento genial.
Otra de las
cosas que debes soportar: Todo el mundo a tu alrededor esta saliendo con
alguien (e incluso lo consiguen en tus narices)
Luego
estoy con Sr. A en Tony Roma’s de nuevo y quedamos en
invitar a un amigo de él. Me sentía un poco extraño al respecto, pero pensé
¿por qué no? Ya en una salida pasada había sucedido entre nosotros alguno que
otro comentario de sentido dudoso, pero yo mantuve mis alertas bien arriba.
Después
nos encontramos con el amigo en el Sambil
y todo parece marchar chévere. Nos reímos y conversamos de lo mejor. Comienzo a
preguntarme si le gustare a ese amigo y si eso es así cual debería ser mi
actitud al respecto.
Ya
entrados en tragos. Decidimos salir de Green
Hill Zone a ese sitio terrible en la zona sur.
Y
luego Santi y el amigo se pierden.
Y
luego nos abrazamos los tres en la terraza.
Cuando
dejo a Santi en su casa, el amigo nos cuenta a mi y a Sr. A que Santi le pidió
el teléfono.
En
otra época eso habría sido causal de alejamiento del grupo para Santi, pero en mi mente solo pasaba la
palabra jodánse.
Oh! la culpa
A
veces hay otros días en que todo junto parece caerte encima: recuerdas los
errores cometidos, te ves como un loco, te va mal en el trabajo y en general te
la pasas tan distraído que la gente comienza a preguntarte si te sientes bien.
Piensas que nunca le vas a gustar a nadie. La vida parece que va a acabarse.
Entonces
caes en un espiral de monotonía. Trabajas porque hay que hacerlo. Haces
ejercicio porque ya pagaste las mensualidades del gimnasio. Comes porque si no
puedes morir. A tu alrededor solo ves gente besándose y pensando en pajaritos
preñados. A nadie parece importarle si te ves bien o mal. Y sigues cayendo y
cayendo, hasta que alguien pincha la burbuja.
—Si
quieres yo te puedo ayudar a hacer ese ejercicio —te dice un barba roja del
gym.
—No
hay bolsas, pero yo te las consigo tranquilo —te dice un cajero no tan mal del
súper.
—Yo
pensé que esa si era la función y te deje pasar, como te vi tan apurado —te
dice un sujeto a la entrada del teatro.
—En
realidad te ves mejor y ya no estas tan flaco —te dice un amigo al que tenias
tiempo sin ver.
—“Tu
fuiste el que me dejo de hablar, siempre me has parecido cuchi” —te escribe un
viejo conocido al que en efecto le habías dejado de hablar.
¿Cuántas
veces en todo este tiempo te habías sentido invisible por culpa de la culpa?
La breve
historia de Sr. A y Mr. Lesbo
Cuando
en medio de un resaca leo que en verdad Sr.
A y Mr. Lesbo intercambiaron
números decido servirme nuevamente café para deshidratarme aún mas y evitar
decir lo que realmente pienso de todo ello: No existe y no funcionaran jamás.
Pero
luego siguen saliendo y comienzo a preguntarme si estaba equivocado, pero no,
no lo estaba.
Una
noche vamos todos a Bacarat y creo
que era la peor cita posible del mundo. Yo iba con Santi quien no tardo en llamar a un booty call y Mr. Lesbo
estaba acompañado de tres mujeres. Yo me sentía fabuloso y luego lo confirmé
cuando al llegar Mr. Lesbo me dijo: me encanta que llegaste como a poner orden.
La
noche avanza y mientras Santi y su
cita se meten mas uno dentro del otro y lo mismo pasa con Sr. A y Mr. Lesbo. Me doy
cuenta que mi único acompañante de esa noche será el alcohol y sigo tomando mas
rápido.
La
situación pasa de desesperada a sin esperanza cuando de la nada llega uno mas: Mr. Hallaquita. Cuerpo extraño, mucha
pretensión y mal estilismo. En resumen: Todo el mal y bien de Valencia en una
sola persona. Apuro otro trago de cerveza y mientras pienso todo eso también me
pregunto si no me estaré pasando de la raya.
Esta
vez Mr. Hallaquita tuvo la decencia
de dejar de fingir que no me conocía. Un rato después dirige su atención a la
nueva pareja y dice:
—Mira,
yo conozco a mi amigo Mr. Lesbo desde
hace mucho tiempo y lo único que puedo decirte es que el es muy bueno, es una
de las mejores personas que conozco pero eso si… Una mentira y te caes.
Me
veo obligado a soplar para aguantar la risa. Finjo que no escuché. Total yo
ando solo. La cara de atónito de Sr. A
era indescriptible.
—¿Qué
vas a hacer luego? —me susurra
—Iré
solo a Green Hill Zone —ya Santi se había marchado.
—¿En
serio?
—En
serio… pero si quieres puedes acompañarme.
Pero
algo pasa en la noche y Sr. A no me
acompaña. Yo lo veo y entiendo. Pero me despido sin abrazarle.
Después
Green Hill Zone esta cerrada esa
noche. Mientras manejo solo a casa y me siento terrible y fracasado. Rayos.
A
la mañana siguiente Sr. A me escribe
y me dice que se beso con Mr. Lesbo cuando este lo dejo en casa.
—¿Y
estaban las amigas allí? —le pregunto.
—Si
y fue raro.
Por
supuesto que es raro. Nunca dejo de preguntarme como la gente comete tantos
errores al salir con alguien nuevo. Son como analfabetas de las relaciones.
Por
las semanas siguientes siguen saliendo y yo veo como todo va de mal en peor.
Una noche salimos sin él y Sr. A me
da una lección de fuerza.
—Yo
no sé que quiere él —me explica—, en estos días me dio un ultimátum. Que el ya
había hecho todo lo posible por demostrarme que yo le gustaba y que ya era hora
que yo actuara en consecuencia, como que el ya había puesto todo sobre la mesa.
Ambos
reímos.
—Realmente
no estoy muy seguro de comprender que significa eso.
—Yo
menos. Yo no necesito nada de eso. Yo estoy bien así y si el espera otra cosa
de mi…
Esa
noche como a las 2 a.m. vamos al encuentro de Mr. Lesbo en el sitio nefasto de la zona sur. Al final decido
hacerlo por una razón muy simple: Me gusta comprobar si las personas son lo que
pregonan.
Así
que allí estoy arruinando mis zapatos de 30mil bs con alcohol barato que no
para de llegar al suelo y de pronto veo a Sr.
A persiguiendo a Mr. Lesbo. No
puedo negar que fue algo sorprenderte luego de toda la perorata de yo estoy bien así, y peor aún
considerando que cuando llegamos Mr.
Lesbo estaba filtreando con otro chico ¿pero qué se yo de la vida?
A
la mañana siguiente y mientras pico un cambur a ver si me sube el potasio, le
comparto a Sr. A lo que pienso. Le
digo que me sorprendió su actitud luego de su discurso.
—“Creo
que yo también estoy sorprendido”
No
hablamos mas ese día.
Pero
anoche mientras dábamos una vuelta para cenar me pregunta:
—¿Mr. Lesbo murió?
Luego
me siento raro y comienzo a pensar que una de las consecuencias del rompimiento
es ser en extremo sarcástico.
Conversaciones
—Al
final de todo ¿como te sientes con respecto a mi?
—No
tengo nada que decir. No siento nada. Equis.
Se
siente como una bala, pero se siente también como si cargara un chaleco.
Entonces
me doy cuenta que se puede luchar contra la rabia. Se puede luchar contra el
desamor (a uno mismo), se puede usar pega y reparar una taza rota, pero lo que
jamás se podrá hacer es forzar a alguien a que te diga la verdad y menos que se
diga la verdad a si mismo. En matemáticas puedes despejar una equis, en la vida
real probablemente no.
La época de las segundas
—El
es un señor muy serio, muy establecido, tiene dinero.
Entonces
me da risa y veo al señor. Ni tan mal, ni tan bien. Nos quedamos mirándonos
fijamente, pero luego yo desvió mi mirada hacia la copa.
—Podría
mandarle mi tarjeta contigo —respondo—, pero no cargo tarjeta —y probablemente tampoco ganas, pienso.
Pero
cuando me marcho de la mesa le pico el ojo y luego sigo la ancestral regla de
nunca mirar atrás. Dice mi abuela que eso funciona con todo en la vida.
-o-
Hasta
la próxima ocasión J
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hola buen dia me llamo victor jose gil mi cedula de identidad numero 582.011 mi edad 18 años mi rol versatil serio discreto estudio universitario vivo con mi madre que es hipertensa y otras patologias medicas y mi padre de crianza murio hace meses de parkinson vivo en venezuela y la situacion esta complicada en mi pais y mi mama es pensionada tiene 56 años y no le alcanza para su tratamiento medico y hay dias que no tenemos para comer mi padre de crianza era de gran apoyo el que quiera darme una ayuda aqui mis datos bancario: bancaribe cuenta de ahorro numero:0114-0540-10-5401413296 si me puedes transferir victor jose gil cedula de identidad 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada
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