De cómo se pone fin a situaciones indeseables de maneras elegantes, y cuando a la larga una de las partes no entiende.
—Siento que has cambiado desde la última vez que nos vimos.
—No te voy a mentir, si he cambiado.
—Y… ¿Por qué?
—Mira Cheo eres un muchacho bien chévere, me gusta mucho tu forma de pensar, incluso me halaga que me consideres lindo, pero, no puedo estar contigo.
—Yo se que dije que no iba a insistir mas con el tema… —Se refería al noviazgo, sutilmente le había manifestado ya, que no iba a suceder— Pero es que no te puedo sacar de mi cabeza, me gustas demasiado, me gusta todo de ti.
Quizás eso se debía a que no me había visto recién levantado, o cuando se me pierde algo muy querido, o cuando le contesto irónicamente a la gente solo por el placer de hacerlo, o cuando con mi técnica depuradísima ofendo y alabo a la gente en un solo comentario… En fin, muy poco tiempo para ver mis defectos, pero aún así según su percepción yo reunía todo lo que el necesitaba.
—Escucha chamo nuestra interacción ha sido solo por mensajes. Sólo nos hemos visto dos veces, es decir nos conocemos tan poco, y tú me dices que te gusto demasiado. Algo así no entra en mi cabeza.
En ese momento no me entraba en la cabeza. Pero ahora desde la perspectiva de sus zapatos entiendo que a veces a uno le gusta una persona con tan solo verla una vez. No es algo de su personalidad o sus cualidades, es algo físico o pasional, cuando estamos así, las explicaciones y el por que, sobran. Pero en ese determinado momento, mi siempre omnipresente inseguridad no me dejaba entenderlo con claridad.
—Bueno no se que es —puntualizo Cheo—, pero tu me gustas y ya.
Y yo suspirando profundamente, algo típico en mí antes de decir cosas que he estado evitando, ocultando o no queriendo decir, solté:
—Chamo no te puedo dar ninguna oportunidad, ni ningún chance de conocernos mejor… —Y sin dejarlo hablar— ¡Ni nada! Es decir, tú no me gustas, y aunque compartiéramos mucho tiempo, eso no va a cambiar.
No es que yo me crea la última gota de agua en el desierto ¡Faltaba mas! Todo lo contrario, simplemente estaba juzgando la situación en base a mis experiencias previas, que consistían en encuentros y pseudos relaciones en las que la atracción física fue inmediata y preponderante. Me era muy difícil creer en ese momento que estar con una persona que no producía ningún tipo de química en mí, ocasionaría a la larga una reversión de la situación “no me gusta tu cuerpo”. Cierto es que, aunque he comprobado que esto no siempre es así, lamentablemente a mi no me ha pasado; En resumen, si no me gusta ¡No me gusta! Y no me gustara…
— Podemos salir un tiempo, nada de cosas sexuales, solo conocernos… Simplemente ver que pasa, yo te aseguro que no me propasare —y encima de todo me trata como una diva—, si no se puede, pues lo dejamos así somos amigos y ya.
Cheo fue el ser que termino de levantar mi otrora mala autoestima. Fue el epilogo perfecto de esa serie de encuentros desafortunados que me sirvieron de aprendizaje para no cometer errores claves al conocer personas y terminar de entender que así como estoy, me hallo bien para conseguir novios, parejas, casarme… Es más, últimamente he descubierto que mi físico skinny es popular entre muchos activos (Como Cheo que parece era 100% activo).
—Esta bien —fue mi parca respuesta.
Desde luego, y ya en el escenario que no quería nada con el, la respuesta se debió a la pura y simple cortesía. Cheo no lo capto muy bien y seguía invitándome a sitios. Con mucha delicadeza declinaba o postergaba esas invitaciones ¡No quería verlo más! Hasta que finalmente un día lo entendió. Tuve un problema terrible en la oficina que involucraba una gran cantidad de dinero perdido, y un cierto descuido de mi parte. Aunque no estaba siendo acusado de robar, el error administrativo rompió mi racha de “empleado que nunca ha recibido llamado de atención” y me hizo sentir muy mal. Ese día Cheo me llamo y se ofreció ir a mi apartamento para ayudarme a sopesar el transe (Pues fui un poco maltratado por uno de los directivos de la empresa). Yo estaba en una encrucijada: ¿Le creía a Cheo sus buenas intenciones y le decía que si, que viniera con una botella de vodka para charlar y olvidarme un rato del asunto? O por el contrario ¿Sospecharía que solo quería aprovecharse de mi, en un momento en que estaba deprimido (entiendan que era un workaholic) por la situación?
Aunque no estaba lo que se dice deprimido, y por lo mismo, aunque Cheo hubiese querido aprovecharse de la situación (discúlpenme si esto suena a novela rosa ¿pero que hago? ¡Es mi vida!) no lo hubiese conseguido ¿Qué creen que le dije? Le di un rotundo y sonoro no. Explique, no sin razón, que tampoco era para tanto, y no era necesario que el se trasladase a mi residencia, total, tampoco era que iba a ser despedido o algo parecido. Desde ese momento Cheo aterrizo. Comprendió que yo estaba muy loco (o muy cuerdo, todo hay que decirlo) como para propiciar una relación entre los dos, se dio cuenta que no le gustaba y no quería siquiera su amistad. Las comunicaciones entre nosotros fueron disminuyendo su frecuencia, hasta que un día deje de saber de él…
Hace algún tiempo me contacto de nuevo para fijar un encuentro, incluso tenía planeado un viaje para carnaval… Algo que por supuesto nunca pasara…