"Ser" Soltero contra "Estar" comprometido.
Hable con una mujer muy grosera sobre temas de la vida. Con mucho desparpajo me dijo sin más:
— ¿Por qué te casaste?
—Pues para tener un pene seguro todas las noches.
Por supuesto que les mentiría si les dijera que todo eso transcurrió en un ambiente de seriedad absoluta. Habían cambiado los vasos varias veces en la mesa y además todo fue dicho en esa típica plática en broma grupal. No obstante al día siguiente, mientras buscaba urgentemente un antiácido, recordé las palabras. Pensé que de verdad, ser soltero es un mundo difícil pero entretenido, incluso podría decir que actualmente hay muchas mas cosas que me gustan de ser soltero de las que me gustaban cuando tenía novio (y eso que nunca me case).
Lo primero que odiaba de tener novio es pensar todo el día en él. Ocupaba todo mis momentos libres divagando sobre que estaría haciendo y como la estaría pasando. Cuando mi celular emitía el pitido de los mensajes era como si recibiese un electroshock. Ahora no me pasa lo mismo: Si mi celular suena, mi emoción varia según la hora, si es de noche probablemente sea alguna invitación interesante. Si es de día probablemente sólo se trate trabajo.
Lo segundo que me encantaba de tener novio era amanecer con él. No pienso explicar como me las arreglaba para hacerlo siendo menor de edad, pero los que lo hayan logrado seguro conocerán los métodos, tengan en cuenta que siempre he sido un buen estudiante. No hay nada como faltar a la universidad con una excusa de verdad: El calor reconfortante de la cama es una buena excusa para quedarse hasta el mediodía.
Lo tercero que odiaba de tener novio es cuando, sin ninguna razón aparente este desaparecía. Era un suplicio gastarme todo el presupuesto de teléfono de un mes sólo para descubrir que el muchacho probablemente se encontraba “jugando fútbol” y tomando cerveza con algunos amigos, y por favor no se olviden de los goles.
Lo cuarto que me encantaba de tener novio es que el me defendía. Soy un debilucho que necesita de una carretilla para mover un saco de cemento, pero con mi novio podía hacer tareas como cambiar la posición de los muebles de mi cuarto en abrir y cerrar de ojos. Si le decía que cierta persona se metía conmigo, le resultaba muy fácil convertirse en un primo mío y acabar (literalmente) con el molestón. Era como estar en la escuela con mi hermano mayor de nuevo, sólo que esta vez no sólo era divertido, sino excitante.
Lo quinto que detestaba de tener novio era la incompatibilidad de planes. Algunas veces me descubría pensando en tener una vida juntos, largarnos y mandar a algunas personas al lugar que empieza con C, pero otras tantas me acordaba de mi carrera y veía como el desperdiciaba su vida entre delirios de ser jugador de futbol y sueños de titularse doctor. Odiaba la incompatibilidad de planes, por que aunque lo amaba mucho, pensaba que si lograba ser jugador de futbol profesional probablemente terminaría en la banca prostituyéndose con sus compañeros de juego o en el peor de los casos, si lograba ser médico, el plan de Chávez de traer médicos cubanos (por aquellos años era un plan) no era mala idea después de todo. La incompatibilidad de caminos sacaba lo peor de mí: El sarcasmo y la ironía.
Es un mundo rudo allá afuera, difícilmente puedes reconocerte entre tantas ambigüedades sexuales, personas que sólo buscan sexo, viejos verdes que empezaron una vida tardía y unas cuantas cosas más que conocemos. Cuando eres soltero debes enfrentarte a todo eso, pero existen algunos beneficios compensatorios. Puedes salir en las noches sin despedirte de nadie más que tu mamá. No le das explicaciones por que probablemente ella gasta las cestas tickets que te ganas cada mes comprando perfumes en Kromi y quejándose de lo cara que esta la comida hoy en día. Puedes quedarte trabajando hasta tarde para ganar un ascenso sin preocuparte de una constante fiscalización que probablemente empiece con frases endulzadas tipo “¿Dónde estás?” y termine con comentarios suspicaces como “Con que trabajando ¿No?”. Cuando eres soltero a la final tú única preocupación eres tú y nadie más que tú, de hecho ese es el mejor beneficio. Por eso es que los hombres solteros tienen fabulosos cuerpos y los casados barriga. Esa es la razón por la que los solteros pueden comprar fabulosos zapatos y los comprometidos deben pagar iniciales y enredarse entre cuotas, intereses bancarios y compras de supermercado los domingos. Al tiempo que mi único tema de los viernes o los sábados pareciera ser a que lugar voy a ir y con quien, a mi alrededor solo escucho cosas como: “Bueno yo ya no salgo tanto de rumba, tengo dos años con mi novio y estoy casi casado lo cual cambia un poquito las cosas”.
Mientras pensaba todo eso, le escribía a mi amigo Eduardo (persona que piensa que soy un desesperado) que el no tiene ni la menor idea de lo que es ser soltero. Esta felizmente comprometido con su novio casi desde que nació (o al menos por el tiempo así me lo parece a mí). Las personas comprometidas no evalúan que fue lo mejor o lo peor de sus relaciones. Los hombres con novio no buscan solteros en Gayromeo ni salen en plan de citas a ciegas ¿Quién dijo que eso era romántico? ¿Meg Ryan y Tom Hanks? Las parejas establecidas no soportan el fastidio que supone ser presentado a alguien con segundas intenciones. A la final mientras ellos amanecen tibios y entre brazos o bravos con sus medias naranjas y pensando que cuando estaban solteros eran más felices, yo, mientras busco mi antiácido del día de bebedera después, pienso que todos somos unos inconformes incorregibles, aunque algunos como la chica de la mesa, sean mas sinceros que otros…