Hace algún tiempo cinco
personas se reunieron para hablar lo que significa ser un profesional joven en
esta ciudad y en estos días. Todo sucedió por casualidad, todavía tengo ideas
para escribir antes de empezar a entrevistar gente, no se preocupen.
En la mesa estaban Sr. Intenso, moreno, guapo a su manera,
Ingeniero en algo. No ejerce en su profesión pero trabaja como analista
financiero en una de las 5 empresas grandes que quedan en Valencia. También
esta Luna, bonita, algo extravagante,
Ingeniera, parece que ejerce su profesión. Probablemente depende de sus padres
o recibe ayuda de ellos. No lo admite. Al otro lado esta Sr. Controlador, alto, muy alto, demasiado alto. Graduado en cosas
de computación, ejerce su profesión, trabaja en una de esas empresas raras cuya
sede principal del país está en Valencia. Junto a mi está Sr. Controlador, algo sexy, algo grueso, algo presumido. Tiene su
propio negocio.
Y finalmente yo… Contador
Público, ejerzo mi profesión: Gastar sin medida, comprar ropa sin control,
procastinar, salir todos los fines de semana y repetidor de la pregunta: ¿Qué
estoy haciendo con mi vida?.. Y si, bueno, trabajo en Contraloría y Finanzas en
otra rara empresa Valenciana.
Debido a que en este blog
siempre es relevante esa información: Todos somos gays, excepto Luna, aunque su aspecto parezca gritar
lo contrario.
El
factor profesión
—Lo único peor que tener casi
treinta, ser profesional y aún vivir aquí es tener 21, ser recién graduado y
haber estudiado aquí —comencé.
—Yo no estudié nada —dice Sr. Intenso—. Me gustaba medicina, pero
luego surgió la oportunidad de montar el negocio y hasta ahora me ha ido bien.
—Estudiar cualquier cosa ya
no tiene sentido —dice Sr. Intenso—.
En este país si no tienes tu propio negocio, trabajas en una gran empresa y no
eres ingeniero, obrero —traga saliva y luego me mira, supuse que no iba a
nombrarme, pero nunca estaré seguro— o trabajas en finanzas no eres nada.
—Eso no es lo peor —dice
Luna—, hay gente que estudia cosas rarísimas. Hay una carrera que dan en la
UCV… No lo recuerdo…
—Bibliotecología —dije.
—¡Eso! —Continúo Luna— ¿Para qué rayos alguien querría
pasar cinco años en una universidad para luego pasarse la vida archivando?
Comencé a preguntarme si en
algún momento hablaríamos de la gente que es feliz sin necesidad de tener un
grandioso éxito económico.
—Hay gente que es demasiado
pelabola —comentó finalmente Sr. Intenso.
Vestía una franela pegada y un collar de perritos. Al terminar de decirlo puso
sus codos en la mesa. Sus bíceps me distrajeron un poco.
¿En realidad
todos estamos pelando?
A veces leo en twitter cosas como esta:
“Dejen su y que falso
culismo. Las fragancias de Perfumes Factory® son buenas. No cualquier
venezolano silvestre puede gastarse la vida en un perfume”
Me pregunto si esa gente sabe que por ejemplo en Lacoste
un chemise cuesta 8mil bolívares y esa es precisamente la boutique más antigua
del Centro Sambil.
Me pregunte si esa persona sabe que en Galeria’s Café un sándwich consistente
en dos rebanadas de pan siciliano y unas trazas de lomo de cerdo cuesta más de
300 bs y si vas cualquier Viernes puedes esperar hasta 20 minutos por una mesa.
Me pregunte si esa persona sabe que en Clarks® unos botines
de pana cuestan 7mil y ya no hay tallas inferiores a la 44.
Finalmente recordé que yo le llevo la contabilidad a una
empresa donde se venden vestidos para las mujeres de los esposos que tienen yates
y cada pieza cuesta 12mil bs. Siempre se agotan y ahorita ya hay pedidos hasta
el mes de Marzo. Y créanme esta gente no tiene nada que ver con el gobierno ni
siquiera.
El factor ¿Aún
vives con tus padres?
—En estos días le di la cola a una perdedora en el trabajo
—dice Luna—. Se montó y me dice “Oye
pero tu carro ya no está tan nuevo”. Yo solo le dije “¿Tu te das cuenta que a
pesar de eso esta camioneta cuesta como doscientas veces tu sueldo?”
—No puedo creer que le dijeras eso —dije, mientras el
mesonero comenzaba a servirnos.
—Nosotros somos así —dice ella, refiriéndose al mismo
tiempo a Sr. Intenso
Estaba por no darle crédito a sus palabras…
—¿Eso es todo lo que te vas a comer? —me pregunta Sr. Intenso con desdén.
—La gente aquí es muy pantallera, no puede ser que llegues
a 30 años y aún estés viviendo con tus padres. Eso es señal de que vas rumbo al
fracaso. Uno antes de esa edad ya debería estar buscando que hacer —continuó Luna.
No sabía cómo interpretar esta información, porque aún
vivo con mi mamá, o ella conmigo, la cosa no la tenemos clara. En todo caso, al
parecer aún me quedan dos años.
—Hay gente que está esperando que se mueran sus padres
para finalmente tener una casa propia —bromea Luna y todos reímos.
—Yo voy a dividir mi apartamento en dos —repliqué con
sorna.
Sr.
Controlador
masticaba, parecía estar esperando un pase de corriente entre alguno de
nosotros.
—Traiga dos cervezas —ordenó Sr. Intenso
El ambiente
hogareño
Vivimos en un mundo difícil.
Puedes graduarte joven, comenzar tu carrera a los veintitantos, llegar a ser
Gerente ante de los treinta pero aún así ni siquiera tener para comprarte una
moto. Vivimos en una ciudad que premia el faranduleo bajo: Tener tu propio
negocio así sea de filtros de aceites, salir a pagar servicios de whiskys
baratos a más de dos sueldos mínimos. Conseguir un carro de las formas más
absurdas posibles, por ejemplo: Un trueque donde el carajo que recibe no se dio
cuenta que tu Autana® tenía el motor anillado. En ese ambiente hostil, una
situación regular en un país como Estados Unidos, como es irse de la casa a
estudiar en la universidad y jamás volver parece una utopía.
Verse
bien
—Ese es otro tema —dice Sr. Intenso—, si te ves bien y eres
musculoso aquí tienes todo servido. Vivimos en un lugar donde se idolatra todo
eso.
—En todos lados eso es así.
Esta demostrado que la gente bonita recibe mas beneficios que los que no lo son
tanto —digo.
—También esta el tema de si
la gente sabe algo de tu sexualidad o no. Eso puede afectar toda tu carrera,
aunque en mi trabajo no saben que pensar de mi —explica Luna.
Y con razón pienso…
Sr.
Arrogante
pide otra cerveza.
Sr.
Controlador
sigue masticando.
Ellos
dicen que van a dormir, pero en realidad van a hablar
Se terminó la cena con un
balance mas o menos positivo: Todos recibimos un pequeño golpe en nuestro ego o
dijimos algo politicamente incorrecto, también proyectamos un poco de
frustración sobre el otro y finalmente nos dimos la mano y muchos besos.
Sr.
Intenso, Luna y Sr. Arrogante se fueron a Green
Hill Zone.
—Me estoy guardando para lo
de mañana —dije para rechazar la invitación.
—Si ellos dicen que van a
dormir —salta Luna viendonos a mi y Sr.
Controlador con malicia.
Reimos.
—No pasa nada entre nosotros
—nos apresuramos a aclarar.
En el carro…
—¿Por qué no hablaste en la
cena? —Le pregunto a Sr. Controlador.
—Detesto su personaje en
twitter —responde refieriéndose a Luna—. Aunque es chévere en persona, pero
igual. De todos modos la pasé bien, me gustó mucho mi hamburguesa.
-o-
¡Hasta el próximo sábado!