Tribulaciones
Verdades
—Dime algo
¿Cuándo salíamos hace tiempo te gustaba? —pregunté.
—No, jamás.
—Bueno, te lo
pregunto porque tu a mi sí, pero jamás me atreví a decírtelo.
—Contigo todo
es muy difícil. Me era muy difícil tratar de saber qué estabas pensando o
cuáles eran tus intenciones.
—Entiendo.
—¿Por qué me
preguntas esto a estas alturas? Ha pasado tanto tiempo.
—Tengo nuevas
normas en mi vida —respondí—, quiero ser mas sincero en todos estos asuntos.
—La verdad me
dolió mucho cuando dejamos de vernos —confesó.
—No lo hice con
mala intención, a mi también, pero hubo un momento en el que sentí que la
química entre nosotros era imposible, y no haber sido sincero contigo desde el
principio cambió todo.
Me sentí un
poco mal conmigo mismo.
—Cuando quieras
nos podemos tomar algo y hablar —escribió él finalmente.
Pendejo
Hay cosas que
no se pueden controlar, y cuando me di cuenta que me gustaba la persona
equivocada ya nada podía hacer. Pero tampoco fui sincero y me quede tranquilo.
No dije nada, lo callé. En ese silencio el sentimiento crece y se hace mas
fuerte, la amistad se confunde con el deseo de que algo pase y te llenas de una
esperanza absurda que solo va camino al desastre. Para cuando llegas al punto
en que aceptas cualquier insulto sin chistar, anulando a su vez cualquier
orgullo que antes habitaba en ti, es demasiado tarde.
Viaje cancelado
—La verdad no
creo que vayamos a ningún lado sin antes hablar de algo primero.
Ahora que
recuerdo esa frase me parece muy reveladora, pero en realidad hablábamos de la
posibilidad de hacer un viaje corto.
Luego de la verdad
—Comencé a
sospecharlo cuando pospusiste el viaje —me dice—, y la verdad es que yo no
puedo sostener ninguna relación con nadie y creo que no somos compatibles.
Fiesta
Cuando se esta
de fiesta puede ser por muchas razones y puedes estar de muchos humores. Los
resultados al final de la misma, sin importar como vayas, son casi iguales: Te
olvidas de casi todo si te entregas al licor.
Y lo ves ahí
tan tranquilo luego de decirte que los pajaritos no salen preñados y debes
sonreír.
Y debes
aplaudir cuando sale con otro porque si no se molesta, porque se suponen que
iban a ser amigos ¿En qué quedamos?
Luego te
reclaman porque pusiste cierta cara mientras hacía cierta cosa que te da celos
¿Tampoco puedo ser humano?
Otras perspectivas
—Yo no tengo ni
idea qué eres para él luego de leer eso.
“Nada”, me
dije a mi mismo.
Lo peor es
cuando algo que ya sabes, sale de la boca y de las manos de la misma persona.
Duele el doble.
Pendejo II
Pero entonces
te dices a ti mismo “¿Y qué si no te para?”. Esa es la primera frase que indica
el camino de regreso para tropezarse con la misma piedra. Luego siguen
saliendo. Todo parece que va bien, piensas que lo estas logrando, pero otra
parte te dice “Cálmate, no estás logrando nada”. Entonces llega el día que no
te escribe, y ya sabes que viene lo peor. Estás esperando el mensaje de lo
peor y mientras más se tarda en llegar, mas crece una pequeña vocecilla que te
dice “Estás equivocado, tal vez es otra cosa”, pero tu sabes que la vocecilla
esta mal. Finalmente al día siguiente muy temprano llega el mensaje:
“Estoy saliendo
con alguien y no quiero ocultarlo, anoche hice desastres”
El mensaje es
claro y acaba con la zozobra inicial. Es como la fractura en el castillo de
marfil ¿Cómo alguien puede tener tan poca delicadeza?
Fiesta II
Esta vez el
motivo de la fiesta era una liberar tensiones. Me comporté magníficamente. No
dije nada, nunca miré para donde no era. Aún así te reclaman algo sin sentido.
Es horrible cuando te dicen cosas que tu sabes que no son ciertas y las están
diciendo por las razones mas superficiales y absurdas posibles. Aún así callas.
He aprendido que cuando uno quiere a alguien, lo mejor en casi todas las
situaciones es callar y esperar el momento adecuado. Si ese momento adecuado no
llega, es mejor dejar ir.
Otras perspectivas II
—Ahora que
sabes todo… ¿Cómo crees que me comporté?
—Lo hiciste
bien, creo que no hubo nada malo de tu parte, visto lo que vi.
El mundo gira y gira
Pero no
alrededor de ti.
—No me parece
la forma que me estás tratando. Yo tengo derecho a salir con quiera.
—Cosa que ya
has dejado clara en un par de nefastas ocasiones —respondo.
Me sentía
extraño pues nunca antes había un esfuerzo tan grande para demostrar que estaba
vivo por fuera, cuando en realidad me estaba muriendo por dentro.
—Me respondes
mal y eso.
—Yo puedo estar
de distintos humores, por diversas razones y eso no necesariamente tiene que
ver contigo, tu puedes hacer lo que te de la gana. Tal vez podrías darme
ejemplo de lo que hice.
Quedo el
silencio por toda respuesta. Es lo que queda luego cuando una pataleta llega a
su fin.
No es necesario
reproducir toda la conversación, es un loop infinito de amor propio. Fue la
confirmación de la razón sobre el corazón, aunque este ultimo sigue ahí, terco
como el solo.
Recuerdos
Es todo lo que
queda.
Como cuando
decía “¿Tenemos planes?”.
Como cuando no
sabes si se sonrojo.
Como cuando
dice “Pon la canción que me gusta”.
Como cuando la
conversación sigue así no quieras hablar tú.
Como cuando te
invitaba a hacer cosas que no creías que existían.
Cuando se ríe.
Cuando se pone
terco.
Cuando echa
cuentos donde es él héroe.
Cuando es
sobrado y cuando no lo es.
Cuando te das
cuenta que no importa nada de lo hizo en el pasado, ni escuchas a nadie que te
venga a hablar mal de él.
Y como cuando
imaginabas cosas que nunca iban a suceder.
Y sobretodo…
cuando recuerdas el momento exacto en que pensaste “¡coño esto no me puede
estar pasando de nuevo!”
Verdades II
—Hola les
presento a mi novio —dice.
“La gente sigue
su camino mientras yo escribo del pasado”, me digo. Luego respondo:
—Mucho gusto.
Pendejo III
Lo seré todas
las veces que sean necesarias. Creo en el “dar” si quieres recibir algo a
cambio.