Compañia
El otro día
vino un amigo 2.0. Después de muchas experiencias terribles yo decidí que es
buena idea ir conociendo a la gente con la que te relacionas en la web, además
que un poco de charla en vivo no cae nada mal, por lo que cuando el momento se
dio acepte sin complicaciones.
El encuentro
resulto ser más de lo que esperaba. Por razones que no vienen al caso tuvimos
que dormir en el mismo cuarto, no paso nada, pero de pronto decidí imaginarme
que si hubiese pasado. Me vi de repente en la hermosa situación en la que
tienes novio y el mismo es aceptado por la familia. Su actitud también ayudaba
mucho: se apoderó de la cama y del control del T.V. como si fuera suyo (aunque
solo se veían 2 canales), andaba sin pedideras de permiso extrañas y se instaló
como en su casa.
Mi familia por
supuesto estaba atacada, pero no en forma agresiva “¿Y quién es ese amigo?” “¿Y
donde va a dormir? Ahorita no tenemos cuartos desocupados”. Hasta mis sobrinos
estaban curiosos de la aparente nueva situación “¿Tío y el quién es”. Él
mantuvo una actitud digna y no hubo incomodidades al momento de presentarle a
mi mamá. Todo resulto perfecto en casa, y debo decir que tales cosas hasta me
divirtieron.
Él dormía mas
de lo que yo esperaba, pero es chévere subir a tu cuarto y tener con quien
compartir la acostumbrada taza de café mañanera. Es súper estar en tu
escritorio y que una voz te diga “¿Qué estás viendo? lee en voz alta”. En el
fondo nos estábamos conociendo pero al segundo día era como algo de toda la
vida. Ya sabía que en la noche no se podía comer chatarra y que al día
siguiente no era buena idea despertar antes de las 11. Café al menos 2 tazas y
no siempre se esta de humor para hablar, aunque el silencio musical no resulta
extraño.
La primera
tarde salimos con unos amigos y se sintió súper chévere saber que esa noche no
regresaría solo y que ese día no sería ese número impar que siempre arruina la
forma de acomodarse en la mesa o la manera de caminar por un pasillo de centro
comercial. No estaba solo.
Fue así como
descubrí que mas allá de lo sexual, lo que mas se añora son esos momentos de
sentir que hay algo que solo nosotros dos conocemos, de saber que no estás solo
y que no tendrás ninguna epifanía ni ningún momento de abstracción durante una
fiesta, porque todo en lo que puedes pensar en ese momento esta delante de ti,
hablando con uno de tus mejores amigos mientras el te hace una seña diciendo
que “esta aprobado”.
No había nada
que aprobar, pero que divertido vale. Creo que lo mejor fue ver la cara de mi mamá cuando en una de esas mi sobrino de diez años pregunto:
—¿Tío el es tu
amigo o tu “amigo”? —y acto seguido levanta las cejas.