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Doble post: Día del orgullo y día de mi independencia.

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Tengo varios fines de semana, en los que dormir es mi único objetivo. Jamás había tenido un trabajo que me provoque tanto dormir en mi tiempo libre, como este. El caso es que solo el café logra sacarme de la cama, y con esa premisa me encontré con un amigo para almorzar, tomar un poco de mi adicción, y ponernos al día. Teníamos poco más de una semana sin vernos. Almorzamos para celebrar el día de la independencia. Nos vimos para festejar la sencilla razón de que ahora podemos hablar de lo que queremos en cualquier parte. Liberados por que puedo usar la palabra novio en un restaurante sin importarme si alguien se escandaliza por ello. Nuestro país fue liberado del Yugo Español hace casi 200 años, pero sólo ahora, algunos somos más libres, aunque falte aún algo de camino por recorrer.

A la hora del café recibí un mensaje de una amiga, invitándome al cine. Lo que yo normalmente hago en esos casos, es disculparme con mi amigo, y le digo que tengo otro compromiso. Sin embargo, para acelerar mi propio proceso de independencia, se me ocurrió invitarle:

— ¿Te gustaría ir al cine? —Pregunte—, una amiga me está invitando, y bueno ya le había dicho que si temprano —mentí—, ya no puedo decir que no, porque compro la entrada. Pero me da cosa dejarte sólo…

—Bueno si —respondió simplemente él.

Cuando llegamos al cine, el novio de mi amiga ya estaba ahí. Yo lo conocía desde hace mucho tiempo, hable unos segundos, le presente a mi amigo (haciendo un énfasis extraño en esa palabra, para mi sorpresa), y le pregunte si le sobraba alguna entrada de la reserva,

—… Para ver si mi amigo puede venir con nosotros.

Estudie cuidadosamente su reacción. Observo a mi amigo de reojo, y de repente algo cambio, me miro a mí, y fue como si de verdad me viera por primera vez, como si todo lo que antes creía saber de mi se hubiera desvanecido, y ahora estaba frente a alguien distinto.

Luego nos dirigimos a la interminable cola de los dulces, mientras esperábamos a Gi, mi amiga. Nunca olvidare su rostro cuando llego. Miro a su novio, me miro a mi, y pareció como consternada de que estuviésemos conversando con otra persona.

—El es Tony, un amigo Gi.

Con esa habilidad que sólo tienen las mujeres lo escaneo en segundos pareció y pasar a otra cosa. Para ese punto, yo me estaba divirtiendo. Cada vez que Tony intervenía en nuestra conversación, ellos guardaban silencio, y le prestaban la máxima atención posible. Me dio la impresión que trataban de absorber y conocer todo cuanto podían en ese poco tiempo, como si intentaran de adivinar qué relación tenia conmigo, dado que jamás había llevado yo un desconocido a nuestras salidas.

Cuando salimos de la película, dimos la acostumbrada vuelta por el centro comercial, para comentar la película y luego sin más yo dije:

—Gi “nosotros” nos tenemos que ir…

Ella tenía una mirada inescrutable, y me respondió:

—Seguro, dale, hablamos —me beso en la mejilla y me abrazo, luego hizo lo mismo con él— ¡Nos vemos!

Mientras nos alejábamos por el corredor, resistí el impulso de volverme, para que todo fuera perfecto. Aunque Tony no es mi novio, y nunca lo será, usarlo para evaluar la reacción de mis amigos, fue lo mejor que pude hacer por mi orgullo y independencia en ese día. Era libre, no me importaba nada, no me asuste un poquito, ni me importo realmente si ellos entendían o no. Era independiente y orgulloso, todo en uno.

Todo esto sucedió el lunes 5 de Julio del 2010.