| 9 comments

Observando la primera relación alguien mas

Post111

Hace dos noches salí con un chamo que tenía tiempo sin ver. Mis salidas no son como las del resto de las personas. Planeadas o no, siempre sucede algo desastroso que las arruina, excepto cuando está invitada la gente correcta, pero nunca se sabe. Este chamo, quien en varias ocasiones me había dejado plantado, recibió una cucharada de su propia medicina, y para esta siguiente oportunidad estuvo listo a la hora indicada por mí. Pese a que estaba cansado, y aún me quedaba suficiente resentimiento como para plantarlo otra vez, decidí no hacerlo… Solo porque estaba algo aburrido, y ya había pasado toda la tarde en el internet de mi trabajo, por lo que no tenía nada que hacer al llegar a casa.

8 p.m. y ya estaba sentado en Primo’s, teniendo para mi sorpresa una agradable conversación con él. Muchas cosas habían cambiado: ya no era tan presumido como antes, se veía más alegre y relajado, y ya no hablaba de su mejor amigo en el mundo (muy gallo para ponerlo en palabras). Cuando inquirí la razón de este cambio, me confesó que ahora tenía “una relación”. Mentalmente me traslade a mis siguientes 30 minutos: Una conversación aburridora sobre “Lo genial que es Luis”, aderezada con un “nosotros nos compenetramos de un bien”, con una guinda especial tipo “Nos amamos”. Salí de mi alucinación, y volví a la mesa para encontrarme con esto:

—Bueno, el no es de las personas con las que yo normalmente saldría, de hecho no sé a ciencia cierta porque estoy con él, y porque me estoy encariñando tanto.

“Por nunca te habían co… y ahora sabes lo que es bueno”, pensé yo, pero le dije:

—Bueno es tu primera relación con alguien que te gusta, y del género que es, es lógico sentirse así.

Luego empezó una larga retahíla de situaciones que le había tocado vivir: Que casi no se veían porque él vivía en Maracay, “te debe estar engañando”, pensaba yo. Que al principio las cosas fueron incomodas pero ahora estaban mejor “Seguramente desde el día en que decidiste acostarte con él”. Que el muchacho le había engañado diciéndole que solo había tenido tres relaciones, y luego le confesó que en realidad fueron 17, mi mente estaba en blanco, no pensé nada.

—Bueno en este medio creo que es mejor pasar por alto ese hecho y nunca preguntar cuantas parejas sexuales ha tenido el otro, puede ser espeluznante si relativamente no le conoces, y bueno no voy a preguntar si te estás protegiendo, porque en este medio, eso también debe estar sobreentendido —Nos miramos por unos  incómodos segundos, y yo seguí— ¿Lo haces verdad?

—Sí, claro.

No quise seguir indagando sobre el asunto, pero desee por su bien, que fuera cierto.

Luego me conto que fueron a su casa, un lugar cuyo nombre no recuerdo, pero empezaba por Barrio. Estamos hablando de un muchacho que nunca ha trabajado, que probablemente no planea hacerlo por los momentos, y que vive en una zona antigua, pero bien cuidada y burguesita en esta ciudad. Comencé a preguntarme hasta donde era capaz alguien de rechazar todo en lo que cree o dice que no hará jamás por una relación.

No vale la pena transcribir el ambiente humilde de la casa de su pareja, pero si la cara de horror de nuestro protagonista cuando se vio sumergido en todo aquello, y para rematar ¡Sin aire acondicionado! Fue un caos horrible, que pareció empeorar cuando decidieron ver una película bajo el aire tibio y denso de un ventilador.

Fue en ese punto cuando note que él estaba como en una encrucijada. Nuestro protagonista estaba en ese momento de nuestra primera relación, en la que uno se pregunta si no es mejor botar a la basura todo aquello en lo que creemos y mandar todo al carajo por nuestro amor. Me pareció prudente comentarle que yo había pasado por lo mismo, y a pesar de que muchos pensaran que soy un envidioso, le dije que evaluara bien su situación antes de jugarse el todo por el todo por una relación casi casual, que no podía calificarse como noviazgo, porque según el chico de Maracay “Para eso aún faltaba mucho”.

—Estás loco, yo no estoy así con él, me imagino que tu habrás hecho cosas horribles, pero yo solo le tengo cariño, y solo es que me da nota en este momento —me replico, luego de que yo le resumiera el mega cuento de la vida, con mi primera relación, y las cosas dignas “las peores cuaimas venezolanas” que llegue a hacer.

Más tarde esa noche fuimos a un bar. Entre varias cervezas, le pille viendo una foto en su celular de su “falta mucho para ser novios”. Me sentí alegre y triste por él. Alegre porque le dieron lo que necesitaba para salir de su nube de fantasías burguesas y delirios de “esas divas no pueden estar conmigo”, y triste, porque lamentablemente tengo la suficiente experiencia para concluir con los indicios obtenidos, que esa burbuja iba a reventar tarde o temprano, y eso si que es duro la primera vez.

—¿Y cuanto tiempo tiene que no se ven?

—Tres semanas.

—Umm…

| 9 comments

Extraño…

new post 

Cada día que pasa siento que me acerco más a una especie de agujero negro. Un lugar desconocido para mí, pero del cual a pesar de todo tengo miedo. No duermo en las noches, y me siento cansado en el día. Me encuentro consumido por pensamientos tristes, o melancólicos. No sé qué hacer con mi vida, qué decisión tomar. Nada parece satisfacerme lo suficiente como para contentarme por un tiempo largo ¿Estaré enfermo?

Hace poco recordé el caso de un familiar mío que luego de pasarse la vida peleando con sus padres decidió continuar sus días viviendo prácticamente como un indigente (los detalles no son necesarios), el asunto es que desarrollo algunas habilidades que posteriormente, y luego de pasar sus tardes trabajando en un semáforo, le sirvieron para unirse a un circo. Hoy en día está casado, tiene una hija y vive en Suiza. “Mi mi mamá siempre me dijo que tenía que estudiar para poder vivir bien”, comento un primo mío al respecto en cierta ocasión. La historia de él me parece inspiradora, a pesar de desconocer si realmente es feliz o no (Pero honestamente ¿Quién es feliz completamente?) porque nunca escucho a nadie más que a el mismo, siempre supo que trabajar en una oficina de 8 a 5 no era lo suyo, nunca le importo cuando le dijeron que si no estudiaba no iba a ser alguien en la vida, ni siquiera se bañaba a diario, sino cuando le parecía conveniente.

Los días en que estoy de mal de humor, me despierto cansado. De todo. De todos. Imagino como viene un vendaval y arrasa con todo, incluso arrastrando con él los escombros, después de eso, sólo queda un terreno vacio donde plantar un nueva flor, y empezar de nuevo. Tal vez debería dejar de escribir esta tontería, imaginar que el vendaval ya paso y comenzar de nuevo…